¡Despertad al mundo! La Vida Religiosa y el nuevo impulso renovador del pontificado de Francisco

religiosa enciende una vela

Un estímulo para el camino

religiosa enciende una vela

JOSÉ MIGUEL NÚÑEZ, SDB | El papa Francisco es un consagrado, y eso “imprime carácter”. No el sacramental, claro, sino el que se refiere a un modo de vivir, de leer la realidad, de estar en el mundo o de bajar a menudo al centro de la aldea para buscar a las personas y caminar junto a ellas, sosteniendo debilidades y alentando esperanzas. Sí, el papa Francisco es el pastor universal de la Iglesia católica, pero es un consagrado.

Su estilo y su mensaje saben de experiencias vividas, de opciones maduradas existencialmente y de búsqueda incansable de Dios en el arrabal de la historia. O como él mismo dijo en su salida al balcón de la Logia, apenas elegido Sumo Pontífice, “en el fin del mundo”.

Sus primeros gestos al comienzo de su pontificado y sus reiterados mensajes son un guiño a una Vida Religiosa necesitada de renovación y de impulso carismático.

Fue elocuente su decisión de situar a su lado, en la misa de inicio de pontificado, al prepósito general de la Compañía de Jesús y al presidente de la Unión de Superiores Generales (USG). Ha sido especialmente relevante el primer nombramiento curial de su ministerio como Obispo de Roma, designando a José Rodríguez Carballo, superior de los Franciscanos, secretario de la Congregación para la Vida Religiosa.

Ha dejado a todos asombrados con la audiencia a las superioras de congregaciones e institutos religiosos o a los jóvenes consagrados en el Día Mundial de la Vida Consagrada, con su mensaje desbordante de frescura evangélica, invitando a retomar senderos de renovación.

Hace tan solo unas semanas, el papa Francisco quiso tener también una mañana de encuentro con la Unión de Superiores Generales, que celebraba su Asamblea General anual en el Salesianum de Roma. No solo accedió a un saludo a los participantes, sino que dialogó largamente con ellos en el Aula del Sínodo en el Vaticano. Fue un coloquio fraterno y abierto, libre y sincero en torno a numerosas cuestiones que afectan a la Vida Religiosa en la actualidad.

encuentro del papa Francisco con los miembros de la USG diciembre 2013

Con los miembros de la USG en diciembre

Cuentan las crónicas que el Pontífice se mostró distendido, cercano, brillante en sus respuestas, seductor en el “cuerpo a cuerpo”, lleno de energía y muy propositivo. Religioso entre religiosos, como así quiso definirse, hizo notar una extraordinaria sensibilidad hacia los consagrados y consagradas en el momento actual que viven la Iglesia y el mundo.

Conocedor de la realidad, como agudo hermeneuta, hizo una lectura en profundidad de la situación, los desafíos y las perspectivas que se abren en este tiempo en el que un nuevo estilo eclesial llama a los bautizados a vivir apasionadamente nuestra vocación de servidores.

La Vida Religiosa encuentra, en las palabras y gestos de Francisco, motivos para seguir impulsando una renovación ya en ciernes, que la devuelva a la frescura evangélica que le es propia y a la profecía que la convierte en punta de lanza evangelizadora en nuestras comunidades cristianas.

(…)

¡Gracias!

Contemplativos y en el corazón del mundo, los consagrados y consagradas amamos profundamente la Iglesia. En ella somos y vivimos nuestra alianza con el Señor. Fieles al Magisterio, fieles al Papa, fieles a la comunidad cristiana. Hoy, como muchos cristianos en Occidente, vivimos a la intemperie nuestra fe. Y hace frío. Hemos de reconocer errores. Hay cosas que cambiar. Pero necesitamos la fuerza eclesial para afrontar dificultades e impulsar la renovación que nuestros institutos han acometido con ilusión y esperanza.

papa Francisco recibe a religiosas de la UISG

El Papa con religiosas de la UISG, en mayo de 2013

Pienso que no es anecdótico que nuestro Papa sea un consagrado y conozca a fondo la Vida Religiosa. Y la ame. Y la custodie. No hay “normalidad” en sus gestos ni sus palabras son circunstanciales, como subrayan una y otra vez quienes ponen sordina a su mensaje. Hay camino, propuesta, programa… búsqueda de una armonía necesaria en la Iglesia del siglo XXI, una Iglesia en medio del mundo y cercana a los pobres, una Iglesia de la misericordia, que ha comprendido existencialmente que el único poder es el servicio a los desposeídos de nuestro tiempo.

La Vida Religiosa necesita urgentemente un impulso carismático, y solo el Espíritu puede conducirnos hacia nuevas orillas. En plena travesía, el rostro amable de Francisco, su afecto hacia los consagrados y consagradas, sus gestos y sus enseñanzas, son un estímulo renovador que alienta nuestros pasos y pone fuego en nuestro corazón.

Sabemos hacia dónde caminar, y el obispo de Roma, un pastor que viene del sur, ha cogido nuestro paso precediéndonos en la marcha y confortándonos en el camino.

El Espíritu sigue soplando con fuerza haciendo nuevas todas las cosas. También la Vida Religiosa. Confiamos en Dios que precede y acompaña. Y que seguirá suscitando en su Iglesia hombres y mujeres consagrados para ser signos creíbles de su presencia y portadores de su Amor en medio del mundo. ¡Gracias, Santidad!

Pliego íntegro, publicado en el nº 2.880 de Vida Nueva. Del 1 al 7 de febrero de 2014.

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir