Tobin, en rueda de prensa para explicar los motivos de su marcha
ANTONIO PELAYO. ROMA | El 18 de octubre se hizo público el nombramiento del nuevo arzobispo de Indianápolis (vacante desde el mes de septiembre de 2011 por la renuncia de Daniel M. Buechlein), en la persona de Joseph W. Tobin, hasta ese día secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, cargo que ha ocupado durante poco más de dos años, desde agosto de 2010.
La escasa duración de su permanencia en la Curia romana ha desatado toda suerte de comentarios; el más constante es que el redentorista estadounidense no habría dirigido al gusto de algunos de sus superiores (no precisamente el prefecto, cardenal João Braz de Aviz) la crisis de las religiosas norteamericanas, que no presenta, por ahora, vías de solución indolora. Será interesante ver quién acepta ahora coger en sus manos esta “patata caliente”.
En el nº 2.821 de Vida Nueva
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