Libertad religiosa en Cuba no solo es permitir procesiones

procesión religiosa en Viernes Santo en La Habana Cuba

La visita papal ha contribuido a celebrar como festivo el Viernes Santo por primera vez en medio siglo

cardenal Jaime Ortega homilía Viernes Santo 2012

El cardenal de La Habana, Jaime Ortega, en Viernes Santo

ARACELI CANTERO GUIBERT | Uno de los obvios resultados de la reciente visita de Benedicto XVI a Cuba ha sido que el Gobierno cubano haya declarado el Viernes Santo como día feriado, con carácter “excepcional”. Queda por ver si esta medida se mantendrá en años sucesivos, como es el caso del feriado de la Navidad, concedido tras la visita de Juan Pablo II en 1998. [Libertad religiosa en Cuba no solo es permitir procesiones – Extracto]

Pero este año, además, y por primera vez en medio siglo, la televisión nacional retransmitió el sermón del cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo de La Habana, sobre las siete palabras de Jesús en la Cruz.

El feriado del pasado Viernes Santo ha favorecido una mayor participación del pueblo en las procesiones organizadas en plazas y calles a lo largo y ancho de toda la Isla, pero estas manifestaciones públicas de fe ya se hacían antes de que el Viernes Santo fuera declarado “jornada no laboral”.

Es un hecho que, en los últimos años, el tema religioso ha cobrado una mayor relevancia en Cuba. Ya en 1992, el país cambió su Constitución para declararse un Estado laico, lo que facilitó el regresó de quienes se habían alejado por temor a la discriminación. Pero ha sido desde la visita de Juan Pablo II a la Isla en 1998 y, posteriormente, con el Gobierno de Raúl Castro, cuando el tema de la libertad religiosa ha recibido mayor atención.

Durante el informe al VI Congreso del Partido Comunista en abril de 2011, el presidente Castro señaló que “el Partido debe estar convencido de que, más allá de los requerimientos materiales y aun de los culturales, existe en nuestro pueblo diversidad de conceptos e ideas sobre sus propias necesidades espirituales”. Ante Benedicto XVI, Castro reiteró ahora que en Cuba existe plena libertad religiosa.

Aclaración necesaria

Pero los datos de la historia demuestran que el término “libertad religiosa” y lo que esta implica no ha estado siempre claro para el Gobierno cubano, que fácilmente lo ha confundido con “libertad de culto”, que sí ha sido respetada en la Isla.

procesión religiosa en Viernes Santo en La Habana Cuba

Procesión en las calles de La Habana durante el Viernes Santo

En repetidas ocasiones, la Iglesia en Cuba ha insistido en aclarar la diferencia y recordar el debido comportamiento de un Estado laico. También lo hizo Juan Pablo II en su visita de 1998 y, a partir de entonces, quienes en nombre del Papa han pasado por la Isla. Lo repitió el entonces secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, Jean-Louis Tauran, durante una conferencia en La Habana en 2001. Volvió sobre ello su sucesor, Dominique Mamberti, al visitar el país con motivo de los 75 años de relaciones entre Cuba y la Santa Sede. Y lo ha vuelto a hacer Benedicto XVI, al pedirle al Gobierno que siga adelante para “reforzar lo ya alcanzado y avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana”.

El propio Papa ha definido y enmarcado la libertad religiosa dentro del tema de la identidad y misión de la Iglesia, que “vive para hacer partícipes a los demás de lo único que ella tiene, y que no es sino Cristo”. Para realizar su tarea, “ha de contar con la esencial libertad religiosa que consiste en poder proclamar y celebrar la fe también públicamente”.

El argumento papal es la unidad de la persona humana, que es creyente y ciudadano a la vez y, por lo tanto, la libertad religiosa legitima que los creyentes aporten a la construcción de la sociedad.

El obispo de Holguín, Emilio Aranguren, valora este subrayado del Pontífice y el llamamiento que hace a los “fieles laicos, para que, intensificando su entrega a Dios en medio de sus hogares y trabajos, no se cansen de ofrecer responsablemente su aportación al bien y al progreso integral de la patria”.

Al hacer un balance de los mensajes de Benedicto XVI en su reciente visita, Aranguren agradece cómo el Papa se ha dirigido a los cubanos, “con calidez paternal, llena de cariño y cercanía, conocedor de sus preocupaciones y anhelos”. Asimismo, destaca que ha hablado de la Virgen de la Caridad “cual otro hijo de Cuba”, deseoso de ser un peregrino más “al ofrecerle la rosa de oro y prenderle un cirio”.

Subraya el prelado que el Papa ha ido a Cuba como testigo de Jesucristo, con un magisterio en dos binomios: antropología-ética y verdad-libertad. Y recuerda que Benedicto XVI ha insistido en que, para cumplir su misión, la Iglesia necesita un marco de libertad religiosa.

Una insistencia en lograr avances en este ámbito que, a juicio de Aranguren, marca un elemento prioritario en la nueva etapa de las relaciones Iglesia-Estado en Cuba. Pero que es también una invitación a “una constante apertura de mente, a un diálogo y comprensión recíproca y a una actitud de escucha a todos”.

En el nº 2.796 de Vida Nueva.

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