Comienza la última etapa de la visita apostólica al Regnum Christi

Blázquez estará en Brasil el 1 de junio y presentará su informe a final de mes

MARÍA GÓMEZ | El largo proceso de renovación por el que están pasando los miembros de la Legión de Cristo afecta también a su rama seglar, el Regnum Christi. Preocupan las personas, sus dudas y las posibles consecuencias que pueda acarrear el shock inicial. Por eso hay tres elementos principales en el carisma del Regnum Christi que se están intentando potenciar: el entusiasmo apostólico, la centralidad del amor y de la persona de Cristo y la adhesión al Papa.

Este es uno de los mensajes más importantes que los consagrados del Regnum Christi están recibiendo de su visitador, el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, quien el 1 de junio iniciará la séptima y última etapa de la visita apostólica que está realizando al movimiento. En este caso, recala en el territorio de Brasil (1-7 de junio), después de pasar por los de Atlanta y Nueva York (7-17 de enero de 2010); Venezuela (7-11 de febrero); Italia, Francia y Alemania (en Roma, 21-25 de febrero); México y Monterrey (13-24 de marzo); España (28 de marzo-1 de abril); y Chile (2-7 de mayo).

Durante sus estancias, Blázquez aplica más o menos la misma metodología: visita las casas del movimiento y se entrevista con diversas personas para charlar con ellas, preguntar y resolver sus dudas, además de recibir los escritos de otras que así lo prefieren, con el fin de recoger toda la información posible para dibujar un retrato real de la situación del movimiento y ofrecer a la “Autoridad competente” sugerencias y propuestas para el futuro. Blázquez elaborará un informe que presentará en Roma, en principio no más tarde del 30 de junio.

“En este momento de tormenta”

El arzobispo (que ya fue visitador de la Legión entre julio de 2009 y abril de 2010) asegura que este es un tiempo de esperanza, y está invitando a mantenerla en alto “a pesar de las pruebas”.

Para él es importante que las consagradas (la visita afecta, principalmente, a 1.000 consagrados, la mayoría mujeres, de los 65.000 miembros del movimiento en todo el mundo) sepan que “en este momento de tormenta no están solas, pues están en la barca de la Iglesia y reman junto con Ella para llegar a puerto seguro”.

“Buscamos ante todo el bien del carisma, el bien de la Iglesia, de las personas, de la fecundidad en la misión. (…) La visita es una oportunidad para sanar las heridas”, recalca.

En el nº 2.755 de Vida Nueva.

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