Benedicto XVI en el Nen Déu: no al progreso sin dignidad humana

Ante los enfermos y discapacitados, el Papa recuerda que “todo hombre es santuario de Dios”

(Vida Nueva) El, quizá, acto central de Benedicto XVI a España ha sido la dedicación como basílica del templo expiatorio de la Sagrada Familia, tanto por número de autoridades como de fieles, e incluso por sus espectaculares imágenes y la especial liturgia. Pero no son menos emotivas y significativas las imágenes que ha protagonizado el Papa esta tarde con las familias y niños de la Obra Benéfico-Social del Nen Déu.

Hacia las 17:00 h., después de una comida en el Arzobispado con los obispos miembros de la Conferencia Episcopal, los alumnos e internos de esta escuela de Educación Especial dependiente del Arzobispado de Barcelona han dado un caluroso recibimiento al Pontífice. Éste se ha mostrado muy cercano y cariñoso con todos.

“Ocupáis un lugar muy importante en el corazón del Papa; rezo por vosotros todos los días y os ruego que me ayudéis con vuestra oración a cumplir con fidelidad la misión que Cristo me ha encomendado”, ha asegurado el Pontífice a todos los presentes.

En sus palabras, ha explicado que no sólo los templos son santuarios de Dios, sino que “para el cristiano, todo hombre es un verdadero santuario de Dios”, lo cual implica que toda persona ha de ser tratada con “sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad”.

Por eso ha pedido a las autoridades que los servicios sociales “alcancen siempre a los más desvalidos”, y ha animado a todas las personas a “multiplicar los gestos concretos de solidaridad efectiva y constante, mostrando así que la caridad es el distintivo de nuestra condición cristiana”.

A continuación, Benedicto XVI ha recordado que los desarrollos tecnológicos en el campo médico no deben ir “nunca en detrimento del respeto a la vida y dignidad humana”. De este modo, quienes padecen enfermedades o minusvalías psíquicas o físicas podrán recibir siempre “aquel amor y atenciones que los hagan sentirse valorados como personas en sus necesidades concretas”, ha subrayado.

“Nuestro corazón ama como los otros”

“En nombre de mis compañeros del Niño Dios le quiero dar las gracias por venir a nuestra casa y por hacernos sentir felices. Porque aunque somos diferentes, nuestro corazón ama como los otros corazones y queremos ser amados”, había leído María del Mar Gajo, procedente del centro que la institución también tiene en Tiana, antes del discurso del Papa.

“Queremos dar las gracias a nuestros padres que nos han regalado el don de la vida y a los que nos cuidan cada día”, ha añadido la joven, que al acabar ha recibido un abraza del Pontífice entre aplausos.

Por su parte, la superiora del centro, Rosario Hidalgo, ha agradecido a Benedicto XVI que haya querido realizar esta visita, ya que esto significa una aceptación de estos niños “incomprendidos en esta sociedad materialista, falta de valores verdaderos”. “La Iglesia, a pesar de su debilidad, hace presente el amor de Cristo”, ha concluido.

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