Adolescencia: el momento de la brújula

El Santuario de Montserrat ofrece respuestas para los jóvenes

Montserrat-Joven(Texto: Glòria Carrizosa– Fotos: Àngel Badalló) Padres, profesores, especialistas, todos ellos hablan de la adolescencia como de una etapa difícil: los jóvenes están rebeldes, es difícil darles más libertad y que hagan un buen uso de ella, pero es el precio que hay que pagar para llegar a la edad adulta, y aunque nos olvidamos con frecuencia, todos hemos pasado por ello, y también tuvimos que superar momentos difíciles. Desde hace cinco años, el Santuario de Montserrat, en Cataluña, pretende dar una respuesta pastoral a jóvenes de 14 a 17 años. La XI edición del ‘Montserrat Joven’ (MJ) se celebró el fin de semana del 14 y 15 de noviembre con un éxito total de participación, 80 chicos y chicas –en cada edición reciben más demandas que las plazas de albergue de las que disponen–, más 15 monitores voluntarios, que se reunían en el santuario mariano para compartir la fe, convivir y conocer gente nueva.

Montserrat-Joven-2“MJ es un encuentro de jóvenes de toda Cataluña, en el que se intenta que se encuentren a gusto, que puedan expresarse en libertad, que hagan nuevos amigos, que tengan una experiencia de oración con la comunidad benedictina, que se rían y se diviertan. MJ es un poco de todo y éste es su secreto”, explica Àngel Pons, monje de Montserrat y responsable del MJ.

Algunos de los participantes están relacionados con la Escolanía de Montserrat, antiguos cantores, hermanos y hermanas de los monaguillos; otros vienen de grupos de confirmación, solos, con amigos… Funciona el boca-oreja, la mayoría repiten y hacen “carreras” para apuntarse los primeros y no quedarse sin plaza.

Joan Climent, de 15 años y estudiante de 4º de ESO en el instituto CEPSA Oriol Martorell, es un “veterano” en el MJ, ha asistido a distintas ediciones para reencontrarse con viejas amistades y ver a algunos monjes con los que mantiene una gran amistad después de haber vivido cuatro años en el Monasterio, en régimen de internado, como monaguillo de su famosa Escolanía: “Creo que ser adolescente no es fácil ni difícil. En esta etapa empiezas a ser autónomo, a tomar decisiones, surgen los primeros conflictos con los padres…”. Su preocupación más inmediata es dónde va a estudiar el Bachillerato el próximo año, ya que “el instituto al que voy es un centro integrado donde también estudio música. Mi ilusión es dedicarme a la música tanto por la parte interpretativa (violinista o cantante) como la técnica (sonología)”.

Un contexto “divertido”

Montserrat-Joven-3Josep Oriol también pasó cuatro años estudiando y cantando en el coro de la Escolanía. Ésta ha sido la primera vez que asistía a un MJ, y se mostraba ilusionado por conocer a otros jóvenes de su edad, así como por ir a misa y hablar de Jesús en un contexto “más divertido que en la parroquia de mi pueblo”.

Esta edición del ‘Montserrat Joven’ ha estado dedicada a la amistad, centrándose en la elección de los amigos, la confianza, la fidelidad, los marginados fuera del grupo… Àngel Pons, monje de 40 años, imparte Matemáticas a los escolanos y conecta bien con los adolescentes, que no ve tan distintos a como eran en su generación: “En los años 80 no teníamos ordenador, no existían Internet ni los móviles, pero eso no hacía que nuestras inquietudes fuesen diferentes a las de ahora”. Sí reconoce que la adolescencia cada vez empieza antes y no acaba hasta pasados los 30 años, hasta que uno tiene un trabajo más o menos estable, se casa y tiene su primer hijo. “Se tiene miedo a la responsabilidad, a crecer, a tener que tomar decisiones y poder equivocarse. El joven se encuentra con un mundo por descubrir. El peligro actual es que nos quedemos en adolescentes eternos, gente de 40 ó 50 años con comportamientos y estilos de vida idénticos a los de sus hijos ¡o peores!”, reflexiona.

En el MJ no hay charlas, nunca las ha habido, “los adolescentes no están para sermones”, bromea Àngel. Se organizan pequeños grupos donde, a través de experiencias y actividades, se analiza un tema a partir de unos valores fundamentales. En el ‘orden del día’ han figurado, además, ratos de diversión con juegos y chocolatada; por la noche, los jóvenes participaron en la oración de Vísperas con los monjes, y antes de cenar, unos talleres: ciencia recreativa, manualidades, fútbol, expresión corporal… El domingo salieron en excursión a la cercana iglesia de Santa Cecilia, donde una Eucaristía y una comida pusieron punto y final a un fin de semana especial.

Montserrat-Joven-4Júlia, de 14 años, esperaba con ilusión su primer MJ. Tiene familia directamente relacionada con la comunidad y pertenece al grupo juvenil ‘la Xinxeta’, en el cual realizan actividades mientras “nos divertimos intentando ayudar a la gente”. Cree que en la adolescencia “no tenemos mucho cerebro para pensar en temas relacionados con la humanidad, somos individualistas y un poco egoístas. Me inquieta el hecho de que pronto ya no seré una niña y tendré que enfrentarme al mundo sin ayuda alguna. Quiero irme a estudiar fuera de España y cada vez lo veo más cercano”. Júlia espera que este fin de semana “me ayude a entenderme a mí misma y al mundo, ya que por ahora voy un poco perdida. Y guardaré un bonito recuerdo para tener siempre una sonrisa en los labios”.

Para Júlia y Joan, la amistad es muy importante: “Un amigo es una persona que está cuando la necesitas, incondicionalmente, y que te apoya sea cual sea tu decisión”. Pero no consideran que los amigos sean más importantes que la familia. A Joan le interesan mucho las reflexiones sobre la vida: “Me inquieta la realidad del Cuarto Mundo, el que tenemos a las puertas de nuestras casas. También me preocupa la corrupción política, en concreto temas como el ‘caso Millet’ en el Palau de la Música de Barcelona, por el daño moral y económico que ha hecho a la sociedad catalana”. Entre los recuerdos de otros MJ, Joan se queda con Ahmed, un joven de Marruecos que les habló de los problemas de los inmigrantes en nuestro país: “Nos explicó la ‘suerte’ que él tuvo de poder estudiar. También hicimos escenificaciones teatrales donde dramatizamos situaciones parecidas a las que nos explicó Ahmed”.

Los adolescentes reciben hoy más estímulos del exterior que en otras épocas: el acceso a Internet, los medios de comunicación, las discotecas, etc., y parece que se sienten empujados a probar el sexo, las drogas, nuevas sensaciones… “Siendo adolescente hoy, es más fácil adquirir información y acceder a la educación, pero es más difícil tomar decisiones y asumir responsabilidades”, afirma Joan, “y creo que los estímulos que uno recibe del exterior ayudan a querer probar nuevas sensaciones no siempre recomendables”.

Júlia considera que los jóvenes de antes estaban más preparados para las dificultades: “Nosotros somos como críos, supongo que a base de golpes aprenderemos cómo es la vida. Hay cosas que hay que pasar en esta época, y por mucho que nos digan que están mal, las acabaremos probando”.

 

El apoyo de la fe para niños y padres

Montserrat-Joven-5A los jóvenes que asisten al ‘Montserrat Joven’ les gusta encontrarse con monjes que, sin dejar la radicalidad de una vida evangélica, se hacen próximos a ellos y les acogen con respeto y amor. Son chicos y chicas que tienen sed de que les hablen de Jesucristo, de que les enseñen a rezar y les escuchen, de sentirse bien con ellos mismos y su entorno. Al preguntarles por sus inquietudes espirituales, responden que son católicos –sus padres les han inculcado la fe–, aunque no “muy practicantes”, pero “cuando paso por momentos difíciles, rogar a Dios me ayuda a tranquilizarme, me da seguridad”, afirma Joan Climent, de 15 años, quien se pregunta “qué hay después de la muerte y si existe lo que llamamos cielo, entendido como el paraíso o el infierno para las almas”. Júlia, de 14 años, también asistía al MJ con la ilusión “de informarme y descubrir más puntos de vista. Ahora tengo millones de dudas, y necesitaré toda una vida para intentar resolverlas”.

Hay muchos padres desconcertados ante sus hijos adolescentes y sin recetas mágicas para tratar con ellos. Desde su experiencia como docente y por el trato diario con ellos, el benedictino Àngel Pons les recomienda que “no vayan con sermones morales, que son peor remedio que la enfermedad. Esta ‘enfermedad’ de la adolescencia se cura con el tiempo, han de relativizarla, ponerle un poco de humor, por doloroso que sea. Pero tienen que estar próximos a sus hijos, no cortar nunca los canales de comunicación con ellos.

Y sobre todo, recordar que ellos, no hace tanto, estaban también así, que rememoren sus sentimientos de entonces, sus ilusiones, sus frustraciones… Y si son creyentes, les diría que a todo eso le pongan también oración: que dejen a sus hijos en manos de Dios, que es nuestro Padre y Él sí sabe como tratarnos a todos”.

gcarrizosa@vidanueva.es

En el nº 2.684 de Vida Nueva.

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