Félix Lázaro: “En las comunidades hay hambre de Dios”

Obispo de Ponce (Puerto Rico)

(Texto y foto: Juan Rubio) El obispo Félix Lázaro es el único prelado de Puerto Rico presente en el Sínodo que se celebra en Roma y que reflexiona sobre la Palabra de Dios en la vida y el ministerio de la Iglesia. Está contento y feliz de poder participar en este evento eclesial. Busca un descanso en las maratonianas sesiones sinodales para recibir a Vida Nueva.

De pronto, cuenta su vida y cómo llegó a Puerto Rico “por casualidad” después de un verano. El entonces joven escolapio español pidió a sus superiores pasar un verano en los Estados Unidos. Buscaba experiencia pastoral y aprender los rudimentos del inglés en un momento en el que en España ya se vislumbraban cambios. Corría el verano de 1970. Acabada aquella experiencia, una llamada del superior provincial le invitó a ir a Puerto Rico y trabajar allí. Los Padres Escolapios consideraron que debía de trabajar en esta isla, concretamente en Ponce, la ciudad mas populosa de la isla, y debía trabajar en el apasionante mundo de la enseñanza. Pasaron los años de trabajos en la Pontifica Universidad Católica, en el Departamento de Teología y Filosofía, compartiendo su tarea con la de director de Departamento y decano de Artes y Humanidades. Los fines de semana le esperaba la misión en Jayuya, no lejos de Ponce. “Fueron años deliciosos de trabajo intenso, sintiéndome uno más de ellos”. En marzo de 2002, la Santa Sede le pedía servir a la misma diócesis en la que venía trabajando y que ahora lo hiciera como obispo coadjutor. En junio de 2003 se convertía en el obispo titular. Proyectos, planes pastorales, un mismo camino de comunión. El obispo Lázaro se siente muy feliz en esta isla, que considera su segunda patria, la tierra con la que se ha comprometido.

Monseñor Lázaro está en el Sínodo representando a una Iglesia local con hambre de la Palabra de Dios y en donde “hay sectas que invaden desde los Estados Unidos a esta gente buena y sencilla”. Monseñor Lázaro es consciente de la labor de preparación que tiene que llevar a cabo entre los suyos. “Es la tarea de la formación clara, sencilla y nuclear”. “Estamos empezando a prepararnos ante la invasión que nos llega”. En su diócesis hay grupos de Oración y Reflexión Bíblica que van a las casas y allí, junto con las familias o los vecinos, los catequistas leen la Palabra de Dios, la comentan, hacen oración y toman un compromiso. Ya están presentes en 70 comunidades. Han ido madurando de forma seria, y lo que empezó como una experiencia de una parroquia en concreto, ya se va extendiendo por toda la isla.

Evangelización

Monseñor Lázaro está convencido de la prioridad en su labor de la pastoral vocacional, “algo muy difícil si tenemos en cuenta la descomposición de las familias, el materialismo y el consumismo que llega de los Estados Unidos. Lo que pasa es que cuando hay entrega de algún joven, suelen ser  entregas profundas. Los jóvenes que tenemos en las parroquias son pocos pero muy comprometidos”. Otra prioridad es la evangelización seria. “Estoy emprendiendo la implantación de Renew, un movimiento de evangelización que está en experimento ya en 25 parroquias. Dan catequesis para adultos basada en el catecismo y partiendo de ahí se evangeliza desde la clave de la renovación. Otras preocupaciones, el laicismo, que se está introduciendo en la legislación y los problemas comunes que trae la globalización. Y, en medio de todo, este riojano ya afincado en la isla caribeña, tiene muy clara su misión en la defensa de la vida, el trabajo en la familia y la lucha por la dignidad de la persona. Viejas aspiraciones y nuevos retos los de este prelado español en una de las islas del mar caribeño, tan cercana a la cultura norteamericana.

En esencia

Una película: Marcelino Pan y Vino.

Un libro: Historia de un alma, de santa Teresita de Lisieux.

Una canción: Qué detalle has tenido conmigo, de José A. Olivar.

Un deporte: el tenis y correr.

Un rincón del mundo: La Rioja.

Un recuerdo de infancia: mi Primera Comunión.

Una aspiración: la santidad.

Una persona: Benedicto XVI.

Última alegría: estar en el Sínodo.

La mayor tristeza: la incomprensión de mis hermanos.

Un sueño: que todos nos queramos.

Un regalo: ser humano.

Un valor: la Gracia.

Que me recuerden por… mi lema episcopal: la verdad, la justicia y la bondad.

En el nº 2.632 de Vida Nueva.

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