Tribuna

A través de la mirada del Salvador crucificado

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“A través de la mirada del Salvador crucificado”. Estas palabras reflejadas en las Constituciones y Reglas de nuestro Instituto tienen un significado especial en mi camino de consagración. Durante este año de pandemia han resonado de manera muy particular en mi corazón. Trabajo como médico de familia en un centro de salud en Madrid. En este tiempo toco y acompaño muchas cruces, que se presentan en el contexto de la pandemia.



Además de la enfermedad en sí, me encuentro con el sufrimiento de tantos ancianos en su soledad y su fragilidad, también con el miedo de los pacientes jóvenes, que temen por su futuro, con los procesos de duelo complicados de familias enteras, con el proceso de recuperación de aquellos que han estado ingresados largo tiempo en el hospital, con el agotamiento de los compañeros y también con los problemas éticos que surgieron en este tiempo.

Ver el mundo a través de la mirada del Crucificado se ha convertido en una necesidad especial ante tanto sufrimiento. Desde ahí vivo mi misión en unión con Aquel a quien me consagré y a quien quiero seguir.

Una mirada de fe y esperanza

Fue en la Semana Santa del año pasado, en plena pandemia, cuando el Señor me invitó a vivir los días Santos contemplándole a Él en mi servicio de médico. El Jueves Santo me invitó a amar a mis hermanos enfermos, estar al servicio y entregarme a ellos. El Viernes hizo su viacrucis conmigo haciéndome ver la profundidad del sufrimiento humano, el cual Él hizo suyo. El Sábado Santo bajó a la tumba de tantos fallecidos en este tiempo. Y así de la mano de Jesús también resucité el Domingo.

Mi experiencia de esta Pascua fue, que Jesús resucitado se hace presente en todo lo que vivimos. Si nos agarramos a él, Dios nos resucita con él a una vida nueva. La vida nueva, que puede ser el compañerismo en el centro de salud, la curación de un enfermo, la alegría de las familias cuando los enfermos vuelven a casa, tantos signos y palabras de consuelo de diferentes personas. Desde ahí me pude abrir a una mirada de fe y de esperanza.

Nuestra Constitución no termina con la mirada desde la cruz. La frase completa dice así: “A través de la mirada del Salvador crucificado, las Oblatas ven el mundo rescatado por su sangre, con el deseo de que los hombres en quienes continua su pasión conozcan también la fuerza de su resurrección” ( cf. CC et RR OMI). Si contemplo el mundo desde la cruz, siempre es con la esperanza de la resurrección.

Hacer presente a Jesús en medio de mi trabajo significa descubrir signos de vida, dar esperanza y descubrir nuevos caminos. Significa guardar muchas situaciones límites en el corazón y llevarlas desde la fe y desde la oración. Significa también entregar a Dios la propia impotencia, agotamiento y miedo con la confianza de que será Él quien dará la verdadera vida. Y así me voy fiando cada vez más de este Dios que se encarnó, murió y resucitó para que tengamos vida y vida en abundancia.

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