Milei, el nuevo presidente ‘mesías’ de Argentina… ¿y el mayor odiador ‘arrepentido’ del papa Francisco?

El candidato ultraderechista toma la Casa Rosada con el 55,69% de los votos cuatro días después de un nuevo choque de su equipo con la Iglesia

El presidente electo de Argentina avisa de que "no hay lugar para la tibieza o las medias tintas"

Javier Gerardo Milei será a partir del próximo 10 de diciembre el nuevo presidente de Argentina. El candidato ultraliberal se impuso con más rotundidad de lo esperado al candidato oficialista Sergio Massa. Más once puntos separaron al líder ultraderechista de La Libertad Avanza del hasta ahora ministro de Economía de la Unión del Centro Democrático. El estrambótico candidato llega a la Casa Rosada con el 55,69 % de los votos frente al 44,30 % del peronista.



De la misma manera, Milei parece llegar después de realizar un aparente -solo aparente- camino de redención  en estas dos últimas semanas con respecto al argentino más universal, el Papa Francisco. Al menos, aparentemente. Conocido por los insultos en grado mayúsculo dirigidos a Jorge Mario Bergoglio, durante la campaña electoral ha ido rebajando sus ataques al pontífice, hasta incluso mostrar signos de arrepentimiento verbal, pero manifestando aun así las profundas discrepancias con respecto al Obispo de Roma.

¿Relaciones diplomáticas rotas?

Fue este mismo miércoles, en pleno cierre de campaña, cuando tuvo lugar el encontronazo más reciente del equipo de Milei con el Papa. En uno de los últimos actos de La Libertad Avanza antes de que los argentinos se acercaran este domingo a las urnas, uno de los hombres fuertes del partido, Alberto Benegas Lynch, dejó caer que el país tendría que “suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras en la cabeza prime el espíritu totalitario”. “Por consideración a mi religión católica, por respeto, creo que habría que imitar lo que hizo el presidente Roca: suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras en la cabeza prime el espíritu totalitario”, expuso Benegas Lynch, confidente de Milei, refiriéndose a un mandatario del siglo XIX.

Aunque no era la primera vez que lanzaba esta propuesta, lo cierto es que Milei y los suyos salieron al quite horas después. “fue una declaración a título personal. No está en los planes. Alberto es un intelectual, y los liberales no somos manada”, señaló, quizá invistiéndose ya de un discurso presidencialista, o quizá temeroso de que un nuevo ataque frontal contra el líder católico en la antesala de las elecciones le podría perjudicar en un caladero de votos nada desdeñable: “Nosotros entendemos que la Argentina es un país católico, con fuertes vínculos con la Iglesia. Sería una irresponsabilidad de mi parte hacer algo de esas características”. De hecho, aprovechó para detallar que estaría dispuesto a recibir a Francisco en caso de que finalmente viajara al país  “con los honores propios de un Jefe de Estado y con el reconocimiento de que es el líder espiritual de los católicos”. Eso sí, a renglón seguido, aseguró que “hace tiempo que la Iglesia viene agrediéndonos de manera sistemática”.

Perdón público

Este juego de “lavar y guardar la ropa” lo utilizó Milei en sus debates electorales cuerpo a cuerpo con Massa. Cuando el candidato peronista le acusó de lanzar exabruptos sistemáticos contra el Papa, el ya presidente electo dijo haber dado un  paso atrás: “Parece que estás poco informado, porque ya había pedido perdón por eso, y lo volvería a hacer, porque no tengo problema en eso, porque si me equivoco, no tengo problema en repetir que estoy arrepentido por eso”.

Con diplomacia y sin echar más leña al fuego, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, salió en defensa de Francisco: “Quedé azorado, sorprendido, en un momento en el que tratamos de pedir una Argentina unida”. “Para los católicos, la figura del Santo Padre —más allá de quien sea, porque convencidos estamos de que acá interviene el Espíritu Santo— es nuestro pastor, nuestro referente universal”, rubricó.

A la manera de Moisés

Por su parte, Francisco ha querido aclarar en estos días que la elección del hombre que clonó a su perro, consulta a brujos y dice ser un elegido de Dios -al modo de ‘La Mesías’ de Los Javis- no condicionaría su intención de viajar a su país de origen, cuando se cumplen diez años de su partida en el cónclave en el que fue elegido sucesor de Pedro.  Prueba de esta autonomía papal y, en general de la Iglesia argentina, es el hecho de que los obispos invitaran oficialmente a Francisco a viajar a Argentina desde su reciente Asamblea Plenaria, antes de la segunda vuelta de los comicios presidenciales, para evitar que su propuesta quedara condicionada por la victoria de uno o de otro.

Hace un mes, el Papa, en una entrevista a la agencia argentina Télam, sin mencionar expresamente a Milei, sí compartió algunas reflexiones que parecían ir dirigidas al ahora presidente: “Yo le tengo mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente… y las terminan ahogando. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro. No. La crisis debe ser asumida y superada, pero siempre hacia arriba”. Incluso llegó a afirmar que “el Mesías es uno solo, que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo”.

No andaba despistado Jorge Mario Bergoglio con este comentario, en tanto que el propio Milei ha confesado a sus íntimos que tiene una misión recibida del cielo. “Dios existe. A mí me han pasado cosas en la vida muy fuertes que excede a toda explicación científica”, ha llegado a verbalizar Milei en alguna entrevista, dirigiéndose a “el uno” de tú a tú desde que falleció su perro. Su propio biógrafo, Juan González, relata que “Milei cree que se comunica con Dios y que Dios lo eligió como a Moisés”.

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