María Jesús Montero es un claro elemento al alza en el PSOE de Pedro Sánchez. Incluso, si finalmente el candidato socialista logra ser investido nuevamente presidente del Gobierno, esta sevillana nacida en 1966 suena con insistencia para el puesto de vicepresidenta del Ejecutivo, cargo en el que sustituiría a la cordobesa Carmen Calvo (Cabra, 1957).
Precisamente, estos días ha llamado la atención en forma exquisita en la que la actual ministra de hacienda en funciones apagó el fuego que había prendido Carmen Calvo a cuenta de unas declaraciones en las que instaba a la Iglesia a sentarse “ya” a revisar su fiscalidad, para que pagase los impuestos como ya hacía la Iglesia en Francia o Italia. La forma abrupta que tuvo de manifestarlo daba a entender que la Iglesia no paga ni un céntimo de impuestos en nuestro país.
“De lo que se trata es que, por supuesto, los lugares de culto o en los que se desarrolla una acción social tengan las mismas exenciones, pero que en otras pertenencias de la Iglesia que no están desarrollando esta tarea hay que replantearse esa contribución que va a los Ayuntamientos”, señaló Montero en Antena 3.
Matiza a Carmen Calvo sobre la fiscalidad de la Iglesia
Si ese matiz enfriaba la atmósfera incendiaria creada por la vicepresidenta en funciones, Montero aún contextualizaría más el fondo del asunto: “No estamos hablando de cuestiones muy importantes, porque lo fundamental que la Iglesia tiene lo pone a disposición del conjunto de la sociedad para comedores sociales, culto, reuniones. Toda esa tarea hay que tratarla como al resto de ONG y, por tanto, solo son cuestiones muy singulares”.
Aparte de mayor información que Calvo, ¿esta manera de enfocar el tema evidenciaba sus creencias religiosas? ¿Sigue aleteando la fe cristiana en esta médico cuyo compromiso social y político fue creciendo a la sombra de la parroquia trianera de Nuestra Señora de la O y en el Movimiento Juvenil de la Acción Católica?
Al frente de un grupo de jóvenes en la parroquia
“María Jesús no hace ahora alarde de su fe, pero hay gente de su círculo de confianza, aquí en Sevilla, que son militantes políticos y siguen siendo fieles católicos practicantes”, señala a Vida Nueva un sacerdote que la conoce bien.
“En la parroquia llevaba a un grupo de jóvenes, que formaban parte de la comisión diocesana, y con los que se iba de campamento”, recuerda este párroco. “Y sigue manteniendo una relación muy fluida con quien en aquellos años fue su párroco, Manolo Mallofret, a quien se podía decir que tiene de asesor”, añade este cura sevillano, que cuando tiene ocasión de hablar con ella, lo hace con gran confianza. Que es recíproca.
