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Unción de los enfermos


Un obra de Pedro Fernández Rodríguez (San Esteban, 2008), recensionada por Jesús Martínez Carracedo.

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Unción de los enfermos. Teología, liturgia, pastoral

Autor: Pedro Fernández Rodríguez 

Editorial: San Esteban

Ciudad: Salamanca

Páginas: 208

 

(Jesús Martínez Carracedo) Este estudio sobre la Unción aborda el contexto antropológico como problema humano, experiencia del límite y de la vulnerabilidad, y crisis holística. Recorre después un interesante camino por la Escritura y la historia. En la Biblia marca la doble vía de acceso: la enfermedad y la experiencia de los enfermos, y la Unción.

El paso por la historia muestra cómo en los siglos III-VII la bendición del óleo se reservaba al obispo o sacerdote, pero era aplicada también por diáconos, seglares e incluso los enfermos; y se resalta la curación. Con la reforma carolingia (siglo VIII) se acentúa lo escatológico y el efecto espiritual-penitencial. Y con la escolástica, santo Tomás y Trento se sistematiza, designándolo como ‘extremaunción’, y entendido como apéndice de la Penitencia. El Vaticano II lo replantea desde dos posturas teológicas: la escuela alemana, en la línea tradicional, y la francesa, que redescubre la práctica de la Unción en el primer milenio y que, a la postre, es la que se trasluce en el Concilio, la reforma del Ritual (1972), y el Código de Derecho Canónico (nn. 998-1007) o el Catecismo (nn. 1499-1523).

En una cuarta parte litúrgica, nos presenta los rituales, especialmente el de Paulo V (1614), basado en Trento, y el más actual de Pablo VI, que condensa la doctrina vaticana. A destacar en éste la novedad de la Liturgia de la Palabra y su introducción en la perspectiva de la evangelización y acompañamiento al enfermo.

La posterior síntesis teológica la desarrolla desde el Christus patiens, la acción del Espíritu y la Iglesia como madre del consuelo. Su sorprendente planteamiento se sitúa teológicamente en la postura pre-vaticana. Retoma el sacramento sólo para enfermos graves, como consumación de la Penitencia y en clave espiritual-escatológica. Leyendo esta síntesis, se entienden afirmaciones chocantes inclinándose más por el ritual de Paulo V que por el actual, o frases como que la orientación del Vaticano II “ha sido recibida sólo por una minoría” o “me resulta más verdadera la respuesta integradora de la escolástica que la respuesta excluyente y unilateral de la pastoral actual” (p. 133).

Finalmente, aborda la dimensión pastoral. Me parece ésta la parte más pobre, tanto en espacio (nueve páginas) como en contenido. Plantea una realidad muy pesimista de la práctica actual y unos principios operativos básicos.

En definitiva, muy interesante y recomendable manual sobre la Unción, tanto en el repaso histórico como en el estudio litúrgico; pero poco afortunado en sus conclusiones teológicas, así como muy pobre en las pastorales.

En el nº 2.654 de Vida Nueva.

Actualizado
27/03/2009 | 11:02
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