Esta obra, coordinada por Ángel Galindo García (Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, 2009), es recensionada por Antonio Mª Calero.
Hacia una Teología de la Familia
Ángel Galindo García (Coord.)
Edita: Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca
Ciudad: Salamanca
Páginas: 367
(Antonio Mª Calero) El tema de la familia sigue siendo a día de hoy de una actualidad social y eclesial innegable. Las encuestas, incluso las más recientes, siguen demostrando que, sobre todo los jóvenes, valoran la familia muy por encima de otros parámetros y valores que pueda ofrecerles la sociedad. A la pregunta “¿dónde se dicen las cosas más importantes para orientarse en la vida?”, contestan los jóvenes sin dudarlo: “En la familia”; el 50%, frente a los amigos, los medios de comunicación social, los libros, los colegios, la calle e incluso frente a la Iglesia, que tiene que contentarse con un insignificante 2,2%. Tienen razón, pues, todas aquellas instituciones, personas y organizaciones que centran su interés en el estudio atento de la institución familiar, que posiblemente está sufriendo, como pocas, la rápida y profunda metamorfosis que experimenta la sociedad actual en su conjunto.
¿Hacia dónde va la familia? Más aún: ¿qué se entiende hoy por familia?, ¿existe actualmente un concepto unívoco de familia?, ¿qué repercusiones sociales y eclesiales llevará consigo la aparición de nuevas formas de concebir y de vivir la familia? Más en particular: ¿qué futuro puede tener la familia formalmente cristiana?, ¿quedará en minoría en medio de una sociedad a la que –al decir también aquí de encuestas muy recientes (VN, nº 2.677, p. 41)– la llamada “familia tradicional” y, más en concreto, el sacramento del Matrimonio le resulta una institución absolutamente superada?
En este complejo y preocupante marco, aparece, como aportación específica, el presente volumen, en el que se recogen nueve estudios de otros tantos autores cualificados. Son trabajos que van desde la sociología hasta la teología, pasando por las perspectivas bíblica, eclesiológica, espiritual, magisterial y evangelizadora, enriquecidas además con la presentación de una iniciativa socio-pastoral de importancia llevada adelante por la propia Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA).
Un olvido
Como dice en la presentación de la obra el profesor Ángel Galindo, su coordinador, “con este número de la colección Estudios Familiares del Instituto Superior de Ciencias de la Familia de la UPSA, intentamos acercarnos a la configuración de la familia” (p. 15). Se sobreentiende que se habla de la familia formalmente ‘cristiana’. Aunque, a decir verdad, parece que algunos de los autores se olvidan de que estamos en una sociedad fuertemente secularizada y, por consiguiente, no se puede hablar de la familia en España, en general, como si todos los núcleos humanos a los que se les da el nombre de ‘familia’ fueran explícitamente cristianos. Efectivamente, “si un 40% de los que se casan, se casan por lo civil y otros muchos no se casan, hemos de pensar que, al menos el 50% de la población española prescinde institucionalmente de la Iglesia de manera consciente y estable” (Fernando Sebastián). Creemos, por eso, que cuando se habla o se escribe hoy de ‘familia’, es cada vez más necesario delimitar bien el campo, de forma que se sepa a qué nos estamos refiriendo: si a la familia específicamente cristiana, o a otras formas institucionales a las que se les ha dado igualmente el nombre de ‘familia’.
En los estudios aquí contenidos se da con frecuencia el salto de la dimensión puramente antropológica de la familia a su dimensión específicamente cristiana, tratando los temas como si hoy todas las familias siguieran siendo sin más cristianas. Se tiene la impresión de que el planteamiento de ‘Iglesia de cristiandad’ no ha sido aún decididamente superado por el de una ‘Iglesia misionera’. Según esta observación, abogaríamos por que, en estudios como el presente, se añadiera el adjetivo “cristiana” para evitar ambigüedades en el tratamiento del tema: Hacia una Teología de la Familia cristiana.
Por lo demás, la novedad de la situación es tal, que se hace indispensable vislumbrar nuevos modelos de ‘familia cristiana’. Hoy, no se puede repetir: es necesario ‘crear’.
Finalmente, es de valorar y agradecer la amplia y bien estructurada bibliografía que se nos ofrece en dos puntos del volumen (pp. 315-322 y 355-367). Se podría hacer todavía una última observación: si se publica una segunda edición, será bueno cuidar más los aspectos metodológicos y ortográficos.
En el nº 2.683 de Vida Nueva.
