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Contempló Dios toda su obra y estaba muy bien


Un libro de Medard Kehl (Herder, 2009) recensionado por Luis María Salazar.

Libro-Contempló-Dios

 

Contempló Dios toda su obra y estaba muy bien. Una teología de la creación

Autor: Medard Kehl

Editorial: Herder

Ciudad: Barcelona

Páginas: 632


(Luis María Salazar) Basta echar un vistazo al índice de este libro para darnos cuenta de que nos encontramos ante una gran obra, no sólo por su volumen (632 páginas), sino también por su estructura y contenido. El autor, Medard Kehl, del cual poseemos ya varias obras en español, fue discípulo de Walter Kasper, con quien hizo su tesis doctoral sobre eclesiología. Actualmente, es un veterano profesor de Dogmática y Teología Fundamental en Frankfurt. Kehl ha logrado elaborar junto con sus dos colaboradores un excelente manual de Teología de la creación, y en él se percibe con claridad la madurez de su tarea docente. Si a esto unimos una buena traducción y una edición bien cuidada, nos encontramos con un volumen que nos introduce ampliamente en esta parcela de la teología tal cual se está desarrollando en el ámbito germánico.

El texto consta de una introducción y cinco partes. En la introducción sitúa la Teología de la creación en nuestro contexto ideológico-cultural y nos proporciona algunas herramientas conceptuales básicas. La primera parte viene a ser una fenomenología de la fe en la creación o, como el mismo autor la denomina, una exposición de la fe en la creación vivida hoy. Las tres partes siguientes responden al esquema que ya se ha hecho clásico en los manuales de teología despues del Concilio Vaticano II: una parte bíblica, otra histórica y una tercera sistemática. La quinta y última parte del libro está dedicada a la Acreditación de la fe en la creación a través del diálogo con las interpelaciones formuladas desde el exterior.

Bibliografía y citas

El volumen aporta una extensísima bibliografía de más de 30 páginas en la cual predominan, como no podía ser de otra manera, los autores alemanes y, en algunos temas concretos, también los del ámbito anglosajón. Son escasas las referencias a autores meridionales; de ellas, me permito señalar dos queridos autores españoles: Luis F. Ladaria y Juan Luis Ruiz de la Peña. Termina el libro con un índice de citas bíblicas.

Al comenzar por una fenomenología de la fe en la creación tal y como se presenta en nuestros días, el autor capta el interés del lector de un modo casi inmediato. Ciertamente, el teólogo sistemático ha de ser capaz de conectar sus reflexiones, elaboradas en este caso con un complejo andamiaje filosófico, con la fe vivida y celebrada. Especialmente en lo que se refiere a la relación de la fe en la creación con la liturgia, nos encontramos con párrafos realmente brillantes. Las páginas que el profesor Kehl dedica a presentar la liturgia de la noche pascual como portal hacia la comprensión de la fe en la creación pueden considerarse paradigmáticas. Esta relación entre la fe y la liturgia se entiende, además, como un camino de ida y vuelta. La celebración cristiana ha de entenderse como fuente para la comprensión teológica de la fe pero, a la vez, la reflexión teológica ha de ser una ayuda para la vivencia celebrativa. En esta línea podría interpretarse su lectura de la cuarta plegaria como fruto del Vaticano II y de su teología de la creación.

Si de la primera parte pasamos directamente a la exposición histórica, vemos cómo el autor toma una opción valiente: en vez de recoger un elenco prolijo de autores, decide exponer con cierta amplitud cuatro figuras emblemáticas de la historia de la teología cuya aportación resulta significativa para la teología de la creación. A cada uno de ellos le tocó, según Kehl, responder a uno de los grandes retos históricos de la fe en la creación. La valentía de esta opción es todavía más significativa cuando incluye junto a los indiscutibles Ireneo, Agustín y Tomás de Aquino, un autor cuasi contemporáneo como es Romano Guardini, al que considera el introductor de la corriente personalista de Ebner y Buber en la expresión de la fe en la creación. A pesar de las limitaciones achacables a la misma opción metodológica y de que se echen en falta la referencias a los pronunciamientos magisteriales, hemos de reconocer que el resultado resulta satisfactorio.

Parte sistemática

En la parte sistemática, además de tratar lo que él llama el punto esencial de la fe en la creación y la acción de Dios en el mundo, introduce otras dos cuestiones: la primera, que denomina el problema de la teodicea, es ¿cómo armonizar la fe en el creador bueno y el sufrimiento de las criaturas?; la segunda, la cuestión del pecado original. Este capítulo dedicado al pecado original es fruto de la colaboración de Michael Sievernich, y su inclusión dentro de un tratado de Teología de la creación no dejará de provocar cierto asombro en el lector de habla hispana, acostumbrado a contemplar la teología del pecado original unida a la teología de la gracia, casi como su preámbulo. En el ámbito germánico es común tratar aisladamente el tratado sobre la gracia, sin que haya tenido éxito la agrupación que nosotros denominamos Antropología Teológica, por lo que la reflexión sobre el pecado original no encuentra fácil ubicación. Aquí se introduce, probablemente por asociación de ideas, con el capítulo anterior, en el que se trataba el tema del mal.

Termina la obra con su quinta y última parte, que hace honor al refrán de que no hay quinto malo. En ella se abordan, entre otros temas, la relación de la fe en la creación con las ciencias naturales, fruto de la colaboración de Hans-Dieter Mutschler. La cuestión es tratada con toda seriedad, sin dejarse llevar por complejos de inferioridad ni por ingenuos concordismos. También se incluyen en esta parte la interpelaciones que proceden de la ética ecológica y la espiritualidad de la creación. Digna de mención es también la comparación que hace el autor entre fe cristiana y fe musulmana en la creación, teniendo en cuenta la relevancia social de esta última.

En resumen, como anunciábamos al principio, nos hallamos ante una gran obra, de lectura difícil en alguna de sus páginas, pero que nos ofrece una visión actualizada de la Teología de la creación en el ámbito germánico.

En el nº 2.674 de Vida Nueva.

Actualizado
11/09/2009 | 10:02
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