La Diócesis de Roma ‘absuelve’ a Rupnik y al Centro Aletti: “Existe una vida comunitaria sana”

Pese a ser condenado por abusar de mujeres por los jesuitas, el Vicariato concluye su visita canónica sin reconocer ningún delito del ya ex religioso

Marko Rupnik

“En el Centro Aletti hay una vida comunitaria saludable sin problemas críticos particulares”. Esta es la principal conclusión de la visita canónica al taller fundado por el ya ex jesuita Marko Rupnik, según explica hoy el Vicariato de Roma en un comunicado. Y es que, pese a ser condenado por abusar de mujeres y expulsado de la Compañía de Jesús, la Diócesis no reconoce ningún delito.



El mismo comunicado explica que tras las noticias sobre “algunos acontecimientos relativos” a Rupnik y al Centro –evitando en todo momento la palabra abusos–, y los comunicados de los jesuitas, se ordenó una visita canónica el 16 de enero de 2023 con el fin de “comprobar los métodos de gestión de la Asociación y el eficaz funcionamiento de sus órganos de gobierno; el examen de la vida asociativa en todos sus aspectos, incluidas las relaciones de los miembros con el fundador y con el grupo de directivos, así como la dinámica relacional entre los propios miembros”.

Según expresan, la investigación encargada a Giacomo Incitti, profesor titular de Derecho Canónico en la Universidad Pontificia Urbaniana, “se llevó a cabo con diligencia y confidencialidad, a través de reuniones comunitarias y un número significativo de entrevistas personales tanto con miembros actuales como con muchas personas que han tenido contacto con la vida y actividades del Centro”.

Cinco meses más tarde, el visitador presentó su informe, en el que se reconoce que “los miembros del Centro Aletti, aunque entristecidos por las acusaciones recibidas y la forma en que fueron manejadas, optaron por guardar silencio –a pesar de la vehemencia de los medios de comunicación–”. Según Incitti, estos momentos “han ayudado a las personas que viven la experiencia del Centro Aletti a fortalecer su confianza en el Señor, en la conciencia de que el don de la vida de Dios hace espacio también a través de las pruebas”. Sin embargo, no se aclara si los miembros del Centro creen o no a Rupnik.

Sin petición de perdón

Después de que los jesuitas decidieran abandonar el Centro Aletti, la Diócesis readaptó sus estatutos, que “dejaron intactos sus propósitos fundacionales”, pese a haber sido fundados por una persona condenada por abusos.

Tras leer el informe, el cardenal vicario de Roma, Angelo De Donatis, decretó el cierre de la visita “habiendo verificado la inexistencia de cualquier requisito previo para medidas ulteriores dentro de su competencia”.

No obstante, “el visitador también examinó diligentemente las principales acusaciones que se formularon contra el P. Rupnik, especialmente el que motivó la petición de excomunión. A partir del abundante material documental estudiado, pudo encontrar y, por tanto, denunciar procedimientos gravemente anómalos cuyo examen generó también dudas fundadas sobre la propia solicitud de excomunión”. Considerando la gravedad de estos hallazgos, De Donatis “ha elevado el informe a las autoridades competentes”.

El comunicado concluye, siete párrafos después, sin ninguna petición de perdón a las víctimas de Rupnik, a las que ni siquiera se nombra.

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