El taller de Rupnik denuncia que los jesuitas han llevado a cabo una “campaña mediática difamatoria”

La directora del Centro, a través de una carta, justifica la actitud del conocido artista acusado de abusos porque el pasado mes de enero solicitó la salida de la Compañía de Jesús para preparar su nueva misión

Por segunda vez desde el pasado mes de diciembre sale a la luz una “Carta a los Amigos del Centro Aletti”, el centro donde el conocido artista Marko Rupnik fue uniendo a sus seguidores más estrechos a través de dos comunidades religiosas y una fundación en torno a los proyectos artísticos que iba recibiendo. Esta “carta” está firmada este 17 de junio por su directora desde 2020, Maria Campatelli, tras el último anuncio hecho público por los jesuitas el 15 de junio anunciado que expulsan a Rupnik de sus filas por “su obstinada negativa a observar el voto de obediencia”.



El comunicado se produce precisamente tras la publicación de la expulsión de Rupnik de la Compañía tras no haberse trasladado a la comunidad en la que se fijó el 9 de marzo de 2023 para su reclusión, en el norte de Italia. Campatelli asegura que en la comunicación hecha por los jesuitas faltan “elementos” para que se haya producido “una información justa y exhaustiva”. Y es que la directora señala que el propio Rupnik presentó el pasado 21 de enero “una solicitud para que se le permitiera abandonar la Orden”.

Nuevas salidas

Las razones, siempre según la versión del Centro de referencia de Rupnik, es el que sacerdote denunciado por continuos abusos, “su confianza en sus superiores se había quebrado por completo una vez que éstos, por desgracia, habían demostrado repetidamente favorecer una campaña mediática basada en acusaciones difamatorias y no probadas (que exponían al Padre Rupnik y a todo el Centro Aletti al linchamiento), en lugar de proporcionar a la prensa información correcta basada en actos y documentos en su poder, que demostraban una verdad diferente de la publicada”.

Como prueba de ello, Campatelli confirma que los pertenecientes a la comunidad jesuita del Centro Aletti –ya suspendida– “han solicitado el indulto de salida de la Compañía y están a la espera de que concluya el procedimiento pertinente para poder seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal”. Aunque la carta no precisa el número, serían unos cuatro religioso. Un movimiento este con el que el centro justifica que Rupnik no haya acatado las diferentes medidas canónicas impuestas en estos meses de cara a preparar su “nueva ‘missio’”. “Es presumible, por tanto, que el Padre Rupnik se mantenga firme en su ya manifestado deseo de abandonar la Orden, continuando viviendo este momento en discernimiento y comunión eclesial”, se lee en la carta en la que no se mencionan las informaciones sobre abusos publicados o las irregularidades económicas de la propia fundación que han salido a la luz en estos meses.

A la espera de la auditoría

Está por ver ahora los movimientos que se producen más allá de la sede de los jesuitas. En su carta del 24 de diciembre de 2022 el Vicario General del Papa para la Diócesis de Roma, Angelo de Donatis, había anuncia anunciado que se iba a hacer una reflexión sobre el ‘Centro Aletti’ ya que desde 2019 había tomado la forma canónica de asociación pública de fieles de la diócesis. Entonces se ratificaba a Maria Campatelli como su directora. El pasado mes de abril trascendió que se había iniciado dicha investigación –aún sin las connotaciones de una Visita Apostólica– por parte de Giacomo Orazio Incitti, profesor de Derecho Canónico en la Universidad Urbaniana, juez externo del Tribunal de Apelaciones del Vicariato de Roma y canonista del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica.

Mientras, Rupnik ha realizado algunos viajes al extranjero, especialmente a Croacia, y concelebrado públicamente en algunas celebraciones de la eucaristía. También el Centro Aletti ha mostrado su empeño en seguir cumpliendo los encargos y aceptando nuevos clientes. Así, por ejemplo el pasado mes de abril han terminado la decoración de la capilla de una casa de ejercicios espirituales en la localidad de San Vittorino de Roma. Mientras, la ‘Comunidad Loyola’ en la que también se produjeron algunos de los abusos por parte de Rupnik sigue siendo comisariada por la Santa Sede.

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