Exguerrilleros y exparamilitares vuelven a casa

 

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Ante el problema que plantean los jóvenes exguerrilleros o exparamilitares que abandonan la lucha armada para reintegrarse a la sociedad, ésta tiene dos posibilidades extremas: o los acoge y así consolida la paz; o los rechaza y mantiene viva la guerra. Las propuestas de reintegración llegan a ser, por tanto, orientación y estímulo para los que han entendido que la paz se hace entre todos, o se deja en manos de unos y se convierte en un logro frustrado.

La periodista Ángela Constanza Jerez presentó en la Universidad de Los Andes un trabajo de maestría sobre la reintegración de jóvenes desmovilizados, del que Vida Nueva publica un capítulo, como un constructivo aporte a las actividades del posconflicto.

Abordar de manera efectiva los desafíos que impone al país la reintegración de los jóvenes desmovilizados implica reconocer los motivos que los llevaron a tomar las armas y entender sus características particulares, así como la nueva nación que se desea construir. Pasa por comprender, como señalan Lara y Delgado (2010), que la experiencia de vida de estos muchachos –ligada a las lógicas de la guerra, los vínculos que construyeron, los referentes de identidad que tuvieron, los valores que apropiaron y los proyectos de vida que tejieron– opera en su tránsito hacia la vida civil. Por ello, varios autores insisten en señalar que la dimensión subjetiva de los jóvenes desmovilizados debe ser tenida en cuenta como un elemento esencial en su proceso de reintegración.

El proceso de reintegración debe ayudarles a recuperar la salud mental y física, el respeto por sí mismos y su propia dignidad. En términos psicológicos, no se trata de resocializarlos, como en el caso de un combatiente adulto, sino de redefinir los cimientos de su socialización primaria (Springer, 2005, p. 169).

bogota.govEl denominador común es, entonces, la necesidad de devolver a los individuos su dignidad como personas, brindándoles las oportunidades que no tuvieron para desarrollar las capacidades que les permitan ser y hacer lo que valoran; de esa manera logran su autonomía, su agencia1. Eso implica garantizarles a los jóvenes desmovilizados sus derechos como ciudadanos y uno de ellos, el principal por su etapa de desarrollo, es la identidad. La construcción de su identidad supone no desconocer quiénes son y las capacidades con las que retornan a la vida civil. Estudios muestran, por ejemplo, que estos muchachos tienen muy arraigados los sentidos de la disciplina, el orden, el respeto, la obediencia y la pertenencia.

La clave de una reintegración exitosa es fomentar y aprovechar las habilidades particulares de los desmovilizados. Eso debe ir acompañado de un paquete de medidas que incluyan, por ejemplo, el inventario global de las destrezas adquiridas (junto con una certificación oficial), la creación de empleo y de programas de formación y entrenamiento para complementar las habilidades existentes, y la inducción de motivación y autoconfianza en el desmovilizado (Springer, 2005, p. 262).

Teniendo en cuenta las recomendaciones de los estudiosos del tema, el enfoque de capacidades resulta útil para diseñar los programas dirigidos a los jóvenes desmovilizados en los que se incluyan lo mencionado. Como lo señala Sen (1999), brinda las bases para pensar el desarrollo entendiendo las particularidades de las personas y, como dice Nussbaum (2005), permite reflexionar sobre lo “que realmente significa garantizar un derecho a alguien”. Otra ventaja del enfoque es su énfasis en la autonomía de las personas para que tengan libertad de agencia.

“Capacidades” puede parecer un campo muy amplio que, como argumenta Nussbaum (2005), debe llevarse a la práctica con el fin de lograr una medición de la calidad de vida y “la formulación de unos principios políticos básicos” (Nussbaum, 2005, p.30). En esa línea ella propuso en 2000 una lista de diez capacidades humanas básicas o centrales para una vida digna, partiendo de la “concepción de la dignidad del ser humano, y de la vida que es merecedora de tal dignidad” (Ibídem).

En último término, una concepción del carácter a la vez individual y social de la “naturaleza humana”, definición que se remonta a la filosofía griega y a Aristóteles, en particular (Sanz 2003)2. Este filósofo da una extraordinaria importancia a la dimensión social del ser humano. El hombre es por naturaleza un ser social, un ser que vive en polis (Aristóteles, 1993, libro 1, capítulo 2). Esta dimensión social es, obviamente, de particular interés en el caso de la reintegración de los jóvenes desmovilizados a la vida social, sin desconocer sus atributos individuales como amar, discernir, imaginar, actuar y disfrutar que, necesariamente, se reflejan en sus comportamientos sociales: interactuar, respetar, entre otros. Este diálogo entre lo individual y lo social en la naturaleza humana sustenta en parte el concepto de capacidad fértil (funcionamiento). La reflexión anterior debe conducir a una formulación práctica, con el fin de que el mensaje cale y se refleje en las decisiones que se adopten. “[Se requiere] una economía política de las ideas porque las teorías que no son fáciles de usar no se diseminan” (Alkire, 2002, p.184).

Partiendo de dichos planteamientos, la autora de este trabajo propone una lista de capacidades básicas que permitan equipar a los excombatientes con las “armas civiles” necesarias para que puedan hacerle frente a su nueva vida, en forma tal que reciban una compensación a la falta de oportunidades que en la mayor parte de los casos afectó su proceso de formación inicial y adquieran así la capacidad de escoger y realizar un proyecto de vida éticamente valioso.

Características cualitativas de los jóvenes desmovilizados

Falta de desarrollo de capacidades y oportunidades:

Sus historias están marcadas por la vulneración a sus derechos: educación, salud, vivienda, empleo, seguridad y recreación.

Entornos carentes de Estado:

Provienen de zonas que históricamente han carecido de presencia estatal y han estado ocupadas y controladas por grupos al margen de la ley. Por tanto, en algunos casos sus familias tuvieron o tienen una fuerte filiación con dichos grupos.

Mauricio-Romero-MendozaLa violencia como referente:

Al proceder de regiones con escasa presencia estatal y control prolongado de los grupos armados ilegales, observaron desde temprana edad que la resistencia con armas y la violencia son la manera de sobrevivir a las dificultades de sus contextos. La violencia en el interior de sus familias se los confirmó a diario.

Doble pérdida de identidad:

Al llegar al grupo armado dejaron un nombre para obtener otro que, en la mayoría de los casos, lograron interiorizar. Ahora deben afrontar nuevamente el cambio de su identidad con lo que ello implica: otra transformación de valores y principios.

Cambio de subjetividades:

Algunos de los significantes que tenían en los grupos armados, relacionados con las identidades militares y guerreras (el poder del silencio, la valentía, el respeto, la disciplina, la obediencia, la lealtad), deben quedar en el pasado para interiorizar otros.

Vacío e incertidumbre:

Atrás queda la organización que les dio sostén, referentes y promesas de un mejor futuro. Hoy tienen inseguridad, pocos asideros, un presente y un futuro muy incierto.

Estigmatización:

Ser “desmovilizado” y “victimario” tiene una carga fuerte en las comunidades y en quienes aplican las políticas públicas, porque la prioridad es para poblaciones vulnerables y víctimas.

Fuente: Elaboración de la autora de este trabajo a partir de PNUD (2003), Informe Nacional de Desarrollo Humano 2003, El conflicto, callejón con salida, Lara y Delgado (2010). Trasegar de las subjetividades y las memorias de las y los jóvenes desmovilizados en el tránsito a la vida civil. Una mirada a los programas educativos y de apoyo psicosocial. Universitas Humanística, 70 (julio-diciembre).

Características de los jóvenes desmovilizados y su entorno

Propuesta de capacidades básicas centrales para jóvenes desmovilizados:

1. Educación

La educación debe, por ejemplo:

Llenar los vacíos que tengan en la formación básica académica establecida en el sistema educativo (once grados).

Desarrollar sus capacidades para acceder a un empleo decente e independizarlos de los programas asistencialistas del Gobierno.

Prepararlos para una vida urbana (alfabetización digital, movilización en la ciudad y otras dinámicas propias de una urbe) o, si es su preferencia, para las labores del mundo rural.

Formarlos para una paternidad y maternidad responsable y amorosa y para una vivencia en familia.

Mostrarles formas de aproximación al género que respeten los derechos humanos y la diversidad.

Educarlos emocional y racionalmente para que puedan reflexionar y tomar decisiones sobre su plan de vida.

Inculcarles valores democráticos para que apoyen la construcción de un nuevo proyecto de país, en el que todos tengan cabida.

2. Salud

Como lo han indicado Lara y Delgado (2010), los jóvenes desmovilizados deben dejar de nuevo un nombre para asimilar otro, asumir sus culpas y pedir perdón, dejar un discurso militar para pasar a uno social. En otras palabras, deben dejar su asidero sicológico para estar en un vacío sin significantes.

A eso se agrega que deben superar los efectos de abusos sexuales. Como lo señalan estudios referenciados en este documento, entre ellos Lara y Delgado (2010) y Acosta, Gabrysch y Góngora (2007), el conflicto armado colombiano ha marcado especialmente los cuerpos y las mentes de las jóvenes que estuvieron en las filas guerrilleras por cuenta de la violencia sexual. Una situación que también se refiere a la dimensión subjetiva y que requiere atención especial.

3. Empleo

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) convirtió el trabajo decente, desde 1999, en centro de atención al declararlo como un “problema capital de nuestro tiempo” (OIT, 1999, p.V), debido a los índices de desempleo en el mundo y a modelos de trabajo que existen hoy y que no aplican la definición de trabajo decente:

“[Es] un trabajo productivo con remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para el trabajador y su familia, mejores perspectivas para el desarrollo personal y social, libertad para que manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en la toma de decisiones que afectan a sus vidas así como la igualdad de oportunidades y de trato para mujeres y hombres” (OIT, 2007, p. 49).

Dar oportunidades laborales a los excombatientes jóvenes bajo la premisa de un trabajo decente es importante para el joven desmovilizado y para el país porque forma parte de los factores que ayudan a garantizar su permanencia en la vida civil.

4. Entretenimiento-recreación

“Al ofrecer más y mejores oportunidades para el esparcimiento, la competencia limpia y el goce estético, el juego, el deporte y el arte alejan a la gente de las armas, robustecen el tejido social y enseñan que la vida puede ser más bella” (PNUD, 2003, p. 278).

Por eso el organismo aconsejó a las entidades territoriales y a la nación “dedicar más atención y más recursos a la construcción, dotación, mantenimiento y operación de escenarios y eventos lúdicos, deportivos y artísticos donde los niños y jóvenes ocupen su tiempo libre, empezando por aquellos en más riesgo de unirse a los armados” (Ibídem). Sugirió fortalecer los clubes juveniles del ICBF y un trabajo en conjunto del sector privado y el público, especialmente de los ministerios de Cultura, Educación y Agricultura, en asocio con Colombia Joven y las administraciones locales.

5. Agencia

Respetar y proteger la capacidad de acción que tiene cada individuo es importante por su dignidad humana y por el respeto que él se tiene a sí mismo, con el fin de que pueda aportar a su proceso de desarrollo de capacidades humanas. En ese sentido se requiere que tengan capacidad y libertad de agencia, “la libertad para alcanzar aquello que la persona –en cuanto agente responsable– decida que debe alcanzar” (Nussbaum, 2012, p. 231).

6. Seguridad

Sentirse seguro es indispensable para cualquier ser humano, más para aquel que vivió en zozobra constante por la posibilidad de perder su vida o la de un ser querido, por no tener claridad sobre su futuro o el de su familia o por contar con una escasa o nula posibilidad de escoger qué hacer y ser.

Como señalan Acosta, Gabrysch y Góngora (2007), si los excombatientes tienen la seguridad de contar con capacidades y oportunidades para hacerlas funcionales logrando así un mañana, tendrán una vida satisfactoria que les impedirá pensar en el regreso a las armas o ingresar a las redes de crimen organizado.

7. Voz (participación-debate)

Tener voz significa que la persona está siendo tratada como igual, que sus opiniones son importantes y que por ello cuentan.

“Un desmovilizado debe pasar de la obediencia al ejercicio de la libertad responsable (…) debe buscar ingresos, reconstruir su núcleo familiar, adaptarse a un nuevo estilo y modo de vida, tratar con decenas de personas e instituciones, elaborar duelos emocionales, resolver problemas que otros le administraban, reconocer su condición de ciudadano y ejercer como sujeto de derechos y deberes (…) en determinado momento, más que la definición de su situación jurídica, necesita ser escuchado con los códigos de su extracción campesina, lacustre y de espacios amplios” (PNUD, 2003, p.237).

8. Afiliación

La capacidad de tener voz, de participar, está estrechamente ligada a la posibilidad de sentir que se pertenece a un grupo que comparte un propósito común. En el caso de los excombatientes jóvenes, como han señalado Lara y Delgado (2010), tener sentido de pertenencia es importante porque les permite volver a tener un referente, un asidero y un significado para su vida, como los tuvieron durante su permanencia en el grupo armado.

reintegracion.gov

Bibliografia

1. Se entiende por agencia la capacidad de acción que tiene cada persona para alcanzar aquello que valora, sus metas. Implica autonomía y responsabilidad, como señalan Sen (2000) y Nussbaum (2012).

2. El concepto de “naturaleza humana” ha sido puesto en tela de juicio por diversos filósofos, pero, evidentemente, no es del caso profundizar aquí en el debate respectivo. Simplemente se ha aceptado la corriente de pensamiento que ha prevalecido a lo largo del tiempo, ya que se considera perfectamente ajustada a las necesidades analíticas de este trabajo.

Ángela Constanza Jerez

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