El papa Francisco ha recibido este viernes un regalo con una importante carga simbólica: un peluche. Concretamente, un oso de grandes dimensiones, con una “herida” en la pata derecha, algunas cicatrices y quemaduras. Todo ello, para recordar a los niños ucranianos que ya no podrán jugar con un muñeco porque sus vidas fueron interrumpidas por un cohete o un misil.
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Este ha sido, tal como recoge Vatican News, el regalo que ha llevado al Papa el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, a quien ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico en una reunión centrada en la guerra y en la misión de paz del cardenal Matteo Zuppi.
Un peluche entre escombros
El oso de peluche que hoy ha llegado a manos del Papa fue encontrado en una casa destruida el 14 de enero en Dnipro, ciudad del este de Ucrania, por un cohete ruso. En el ataque murieron 46 personas, entre ellas tres niños, y otras 75 resultaron heridas, entre ellas 13 menores.
El oso, encontrado casi intacto entre los escombros, rápidamente se convirtió en uno de los símbolos del sufrimiento del pueblo ucraniano. Yurash, que lo recibió en verano, quiso entregárselo al Papa tal y como está: con las marcas de la tragedia. Por su parte, Francisco entregó al diplomático un rosario y la seguridad de que nunca faltarán su cercanía y sus oraciones por Ucrania y su población.
