EDITORIAL VIDA NUEVA | Opositores en las cárceles, detenciones arbitrarias, incluso muertos en las manifestaciones… A tenor de los últimos acontecimientos, resulta evidente que el derecho a la protesta pacífica cada vez sale más caro en Venezuela.
El Gobierno de Nicolás Maduro parece dispuesto a “garantizar el orden público” a cualquier precio, aunque sea recurriendo a las armas, lo cual –como ha vuelto a denunciar la Iglesia– vulnera los derechos humanos más fundamentales de sus compatriotas.
A dónde conducirá esta escalada represora, mayor si cabe que en tiempos del difunto Hugo Chávez, nos lo dirá 2015, año electoral. Lo único claro, por ahora, es que la libertad y la convivencia están heridas de muerte en Venezuela. También el diálogo.
En el nº 2.931 de Vida Nueva. Del 28 febrero al 6 marzo de 2015
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