Editorial

Un compromiso cotidiano con la tierra de todos

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Cuatro meses después de su celebración, apenas resuenan los ecos de la Cumbre del Clima de París. De la misma manera, se corre el peligro de que la encíclica Laudato si’ se quede en una declaración de intenciones, especialmente en el hemisferio norte. No solo porque no se alcance un compromiso cotidiano con el consumo sostenible de energía y con el comercio justo. Sino porque ni tan siquiera se mire al Sur para sopesar las consecuencias de esta desidia.

Y es que en otros puntos del planeta, aplicar esta ecología integral, que pasa por la defensa de la dignidad de los seres humanos que habitan la tierra, puede costar la vida, como se ha podido comprobar con el asesinato de la activista Berta Cáceres. También se la están jugando los frailes dominicos presentes en República Dominicana, que han decidido dar la cara por 60 familias desalojadas de sus casas por una multinacional azucarera, como relatan en primera persona en Vida Nueva.

Lamentablemente, este destierro no es un hecho aislado pero sí silenciado como otros tantos. Y así seguirá mientras custodiar la casa común se apunte con lápiz en la agenda de unos y de otros, cuando tendría que rubricarse con tinta china.

En el nº 2.983 de Vida Nueva. Del 9 al 15 de abril de 2016

 

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