Editorial

La complicada tarea de una homilía sencilla

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EDITORIAL VIDA NUEVA | En noviembre de 2013 se publicó la exhortación apostólica Evangelii gaudium. En ella, Francisco se afanaba en subrayar la relevancia de la homilía como reconfortante encuentro del pastor y la comunidad con la Palabra, así como feliz experiencia del Espíritu. El Papa incluía instrucciones concretas referentes a la duración, tono y contenido que él mismo pone en práctica adaptándose a cada celebración, bien sea en las eucaristías solemnes de San Pedro o en las misas cotidianas de Santa Marta.

Tres años después, se echan en falta más talleres, cursos, seminarios o asignaturas que ayuden a los sacerdotes a aplicar una asignatura que todavía parece pendiente de aprobar. A través del Pliego de este número, Vida Nueva quiere contribuir a sumar esfuerzos para hacer sencilla, y efectiva la complicada tarea de la predicación, en tanto que acto sacramental.

No se trata de convertir la homilía en un espectáculo que se guíe por índices de audiencia, pero sí de empatizar con la comunidad de fieles que abren sus oídos y que esperan que el que tiene enfrente también le abra el corazón, para mediar en ese diálogo entre Dios y el hombre. Diálogo, no monólogo.

Publicado en el número 3.021 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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