Editorial

Encuentro con el papa Francisco: contagiar más Vida Nueva

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El 1 de enero de 1958 salía por primera vez a la calle Vida Nueva, publicación periódica que nacía de la mano de la editorial PPC, con un compartido entusiasmo por traducir e impulsar el viento fresco del Espíritu que comenzaba a soplar tanto en el Iglesia como en el mundo. Solo unos meses después, era elegido Juan XXIII y, con él, se ponía en marcha el Concilio Vaticano II. Desde su inicio, esta revista se presentó y ejerció como ‘una’ voz en la Iglesia y no como ‘la’ voz de la Iglesia, con una mirada propositiva de la realidad, sanamente provocadora para unos e incómoda para otros, siempre desde una comunión entendida como unión en la diversidad.



Desde el minuto cero, Vida Nueva quiso traer a sus páginas a los protagonistas de la actualidad. No solo a quienes llevan el timón institucional, sino a todos aquellos que, estando en primera línea y a pie de obra, lo mismo en una parroquia de barrio que en una remota comunidad ad gentes, se desgastan para construir el Reino, ese Pueblo de Dios que conforma la intrahistoria de una Iglesia que necesita de una opción preferencial por las periferias para volver a encontrarse a sí misma.

Vida Nueva celebra estos 65 años de andadura con el impagable regalo de compartir mesa con el sucesor de Pedro en la residencia vaticana Santa Marta. GRACIAS, por este encuentro de tú a tú de Francisco con el equipo que diariamente saca adelante la edición impresa y el portal digital, tanto en España como en América Latina. Gracias por ese compartir con Jorge Mario Bergoglio, un suscriptor de largo recorrido que un buen día fue llamado a filas de Buenos Aires a Roma. Las páginas de este número especial reflejan, solo una ínfima parte, la generosidad de un hombre de Dios que se sabe “víctima del Espíritu Santo”, como él mismo reconoce con ese buen humor regado por la alegría del Evangelio. Así está fraguando un pontificado que, lejos de agotarse, apuntala a cada paso “el sueño de Pablo VI”.

Esa sinodalidad se traduce en una corresponsabilidad afectiva y efectiva entre sacerdotes, consagrados y laicos, que se ha ido entretejiendo en cada uno de los titulares y renglones de la trayectoria de Vida Nueva. Así, contando con la fidelidad y el apoyo desmedido de suscriptores y anunciantes, se han rubricado estas más de seis décadas que exigen una mirada agradecida al pasado y a tantos que se han entregado por esta familia. De igual manera, se encara el presente con entusiasmo, contemplando el contexto actual no como amenaza, sino como una oportunidad de diálogo y de renovación cristiana, borrando todo aquello que se enquista –como adherencias disfrazadas de tradición– para volver a Jesús. No con tintes nostálgicos, sino desde la convicción de que la Palabra se encarna en todo tiempo y lugar, y continúa siendo tan interpelante como motivadora.

Apuesta por un portal digital

Y lo hace consolidando, aún más si cabe, su edición impresa, que llega a los cinco continentes y que se ha convertido, a golpe de esfuerzo y de profesionalidad de todos los equipos que han formado parte de esta casa, en un referente para la Iglesia, por la calidad y solvencia de sus noticias y reportajes, por la capacidad de análisis de sus artículos de fondo y esa impronta profética que intenta respirar en cada página. Pero, también con una apuesta por un portal digital que, en poco más de un lustro, se ha convertido, a base de esfuerzo y rigurosidad, en el referente de la información religiosa en español.

Así se trabaja en Vida Nueva, desde un periodismo cristiano que sabe a anuncio y denuncia. Aunque este compromiso con la búsqueda de la Verdad, a través de la verdad cotidiana, exija mostrar las heridas y vergüenzas de una Iglesia que se sabe pecadora, pero que confía en la misericordia del Padre. Esta vocación por comunicar que emergió hace 65 años se consolida hoy con el encargo que Francisco lanza a este equipo de viva voz para reforzar “su mirada humanizadora”. Porque cuanto más se muestre el rostro humano de Jesús, más de Dios será la misión de anunciar la Buena Noticia a las mujeres y hombre de hoy, para que puedan contagiarse de una Vida Nueva.

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