José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

¿Tomar partido por…?


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Si afirmas en cualquier reunión que el terrorismo siempre debe ser combatido, y que lo hecho por Hamás no tiene justificación alguna, te tacharán de pro-israelita. Si, por el contrario, sostienes que los judíos le robaron a Palestina su país -como lo reconoció David Ben-Gurión, fundador del actual Israel- te calificarán como palestino-lover.



Lo cierto es que, tanto judíos como palestinos han sufrido violencia durante toda su historia… y ambos la han ejercido contra sus enemigos ancestrales. Lo sucedido en estos días es sólo un episodio más de una larga noche oscura, en la que la guerra ha vencido a la paz.

El Papa, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Cruz Roja, Amnistía Internacional y un largo etcétera de instituciones humanitarias, así como han denunciado el terrorismo de Hamás, así también repudian el plan israelita para devastar a Gaza.

Así entonces, la complejidad del evento, las culpas recíprocas que se lanzan los protagonistas, las posibles causas, las reacciones -que ojalá no se den- de los “grandotes”, como Estados Unidos, Rusia, China y demás países árabes, hacen que la oración aparezca como el único recurso, ante la falta de interlocutores y negociadores aceptados por ambos bandos.

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Inclusive, quienes hemos criticado el que el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) sostenga la doctrina tradicional de la “guerra justa”, llegamos a considerar ese protocolo como un camino para la solución al conflicto, más desilusionados que esperanzados. En el #2309 del CIC se lee: “Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más graves que el mal que se pretende eliminar“.

Hace 60 años, en 1963, el inolvidable Juan XXIII publicó la Pacem in Terris, cuyo subtítulo reza: “Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad“. Qué poco se ha puesto en práctica la consigna papal.

Creo que sí, necesitamos tomar partido, pero no por palestinos o judíos, sino por las víctimas inocentes de ambos lados, por los niños de los dos pueblos que crecen alimentados por el odio al rival, por los desplazados de las dos culturas a lugares que más bien parecen campos de concentración.

Sí. Tomemos partido por la paz que se construye a través de la justicia, con la herramienta del diálogo que, así parece, los extremistas de las dos orillas de este río de fuego no quieren aceptar.

Pro-vocación

¿Y qué pasa con la asamblea sinodal? Ya vamos para la segunda semana y, aunque sabemos que todavía estamos en la etapa de discusión, la prensa internacional no le ha dado mucho espacio en sus notas y, estimo, el interés de las diócesis en el mundo entero no es tan relevante. ¿Será que se espera alguna declaración mediática, para voltear al Vaticano y seguir los trabajos de una reunión histórica?