José Lorenzo, redactor jefe de Vida Nueva
Redactor jefe de Vida Nueva

Netflix y la conversión a las víctimas


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En el Vaticano, donde en una carpeta se acumulan casos de presuntos abusos cometidos en España, hace tiempo que se viene advirtiendo de que entre nosotros hay más pederastas de los que queremos ver. Lo insinuó Zöllner y algunos lo miraron con displicencia, y lo afirmó en esta revista Karljin Demasure, hasta hace poco directora del Centro de Protección Infantil de la Gregoriana, y muchos se escandalizaron.

“Creíamos que era puntual y ahora nos damos cuenta de que hay más casos de los que nos pensamos”, reconoce un sacerdote, él mismo horrorizado con el incesante goteo de casos, ahora en Montserrat, en Girona… y los que están por saltar.

Algo ha cambiado, sí. Por ejemplo, estas dos instituciones, tras airearlo la prensa, han creado comisiones contra la pederastia. Pero queda un mundo por hacer. En una investigación que aún no ha salido a la luz, algún obispo no ha atendido las medidas cautelares y los encausados siguen con su actividad pastoral…

Un exprofesor de la maristas, acusado de abusos sexuales a menores, en la grabación de la serie documental para Netflix 'Examen de conciencia'

Ignoro si este pastor ha visto en Netflix el documental ‘Examen de conciencia’, donde se recaba el testimonio de víctimas en España. A un sacerdote bregado en estos asuntos le costó aguantar la confesión de un exprofesor de los maristas, un caso de libro para evitar los recelos de quienes creen que poner filtros psicológicos es una bobería.

Visionar esta serie debería ser obligatorio en centros de formación eclesial, “aunque la verdad anunciada sea incómoda o precisamente por ello”, como dijo hace unos días el obispo Ginés García Beltrán en la entrega de los Premio ¡Bravo! al referirse al trabajo periodístico para “desenmascarar a estos lobos”.

Lamentablemente, aún no se ha comprendido que las víctimas no son las culpables, que ellas no van contra la Iglesia, sino que, como dice una de ellas en el documental de Albert Solé, los que van contra la institución “son ellos mismos”, es decir, los que abusan y los que los encubren. Todavía es muy necesaria una conversión a las víctimas, como la llaman los especialistas.

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