José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Gabilondo, a la derecha de Omella


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MIÉRCOLES

La Constitución cumple 45 años. En medio de tanta desmemoria y reinvención histórica, parece difuminarse el papel del cardenal Tarancón en ese artículo 16 que, a la vez que garantiza la aconfesionalidad del Estado, habla de “cooperación” con la Iglesia. Cooperar como acción bilateral. De uno a la otra. De la otra al uno.



JUEVES

Desde la distancia, a Francisco se le nota que los achaques le dejan tranquilo en la medida en la que se suelta con un chiste. En su ‘rentrée’ a las audiencias en el palacio apostólico hace de las suyas con los focolares: “Siempre me gusta recordar que estáis muy cerca de los cuatro secretos de Dios”, deja caer con ironía el Papa. Inmediatamente después, relató: “Dios no puede entender cuatro cosas: no sabe cuántas congregaciones de monjas hay; lo que piensan los jesuitas; cuánto dinero tienen los salesianos… ¿Y de qué se ríen los focolarinos?”. Carcajada en el auditorio.

VIERNES

Sigo el ángelus vaticano por ‘YouTube’ y la llamada de Francisco a recuperar la capacidad de asombro. Resulta difícil asombrarse ante tanto fuego de artificio en las pantallas, en las relaciones, en la música… La espectacularidad hace que el ‘horror vacui’ vital haga de lo sencillo y austero puro aburrimiento. Ni siquiera el silencio se toma como una válvula de escape, sino como un agujero que tapar. Las capas de ruido se superponen para evitar que la cotidianidad abrume. Entramos en una espiral infinita de Mariah Carey. Ella sí que sabe bien lo que es dar esquinazo a la sobriedad.

MARTES

Desayuno informativo de Fórum Europa. Ángel Gabilondo sentado a la derecha… del cardenal Omella. Cero tensión. Aun así, nada más subir al estrado, el purpurado lanza una advertencia por si acaso: “El Defensor del Pueblo tendrá que marcharse a coger el AVE con destino a Zaragoza”. No estaba de más, teniendo en cuenta que el informe antiabusos era el plato fuerte de la mañana y la salida del político socialista de la sala podría interpretarse como una ‘espantá’.

Aclarado el posible entuerto, Gabilondo escuchó los elogios a su estudio, la queja por la extrapolación de la encuesta y la detallada explicación del plan eclesial de indemnizaciones a las víctimas. También pudo hacerse a la idea del malestar del arzobispo de Barcelona con la auditoría encargada a Cremades. “Llega un poco tarde”. Diplomática queja tras casi un año de retraso y gastos por doquier.

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