Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Está la Iglesia preparada para la escucha?


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La jornada

El próximo domingo, día de la Ascensión del Señor, es la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Una de esas citas surgidas a partir del Vaticano II y que tienen un mensaje del papa Francisco. En sintonía con el movimiento de sinodalidad que se vive en la Iglesia, el lema de este año es “Escuchar con los oídos del corazón”.



En la monición de entrada preparada en España por la comisión episcopal correspondiente se recuerda que con la Ascensión, “para la Iglesia naciente comienza un tiempo nuevo: la tarea misionera y la espera del Espíritu Santo como nuestro guía y defensor. Al hacernos conscientes de que la misión de la Iglesia es el anuncio de la Buena Noticia, celebramos la Jornada de las Comunicaciones Sociales” como oportunidad para el “agradeciendo a todos los comunicadores su servicio y pidiendo por ellos, ya que la comunicación es imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres”,

El mensaje

Como es tradicional, el pasado 24 de enero, con motivo de la festividad de San Francisco de Sales, el papa Francisco publicó su mensaje, en el que lamenatba que “estamos perdiendo la capacidad de escuchar a quien tenemos delante, sea en la trama normal de las relaciones cotidianas, sea en los debates sobre los temas más importantes de la vida civil”.

Ahondando en las raíces bíblicas de la escucha, el Papa propone “escuchar con os oídos del corazón”. “La escucha corresponde al estilo humilde de Dios. Es aquella acción que permite a Dios revelarse como Aquel que, hablando, crea al hombre a su imagen, y, escuchando, lo reconoce como su interlocutor. Dios ama al hombre: por eso le dirige la Palabra, por eso “inclina el oído” para escucharlo”, señala el pontífice.

Aplicado al mundo comunicativo, escuchar es “el primer e indispensable ingrediente del diálogo y de la buena comunicación. No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar”. ¿Y en la Iglesia? Para el Papa, “también en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros. Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar”.

Los obispos

Los prelados que forman parte de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones sociales, con José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena, a la cabeza también han publicado su mensaje con motivo de esta celebración. “Se comunica de verdad cuando se escucha de corazón” es el título de su propuesta que también entra en la cuestión de la Iglesia sinodal como “referente para la sociedad”. Señalan los obispos que “la Iglesia en España se encuentra inmersa en la realización de un proceso sinodal que tiene una primera parada en la escucha. No solo la escucha de quienes participan en la vida de la Iglesia, de los que son miembros, o de los que reciben su ayuda sino, más allá, la escucha de todos. Una escucha que suscitará un discernimiento de los caminos por los que debe transitar la Iglesia en su misión evangélica”.

Pero, se preguntan los obispos, “¿a quién escuchar?” “La escucha de Dios es imprescindible antes de cualquier otra conversación”, señalan en primer lugar. Ahora bien, “en no pocas ocasiones, Dios habla a través de los signos de los tiempos. Los acontecimientos entre los que se mueve nuestra jornada deben ser también atendidos y entendidos. La situación de guerra, esa tercera guerra mundial por partes de la que habla Francisco, las sucesivas crisis económicas, sociales y sanitarias, los desgarros de la humanidad entre el hambre, las catástrofes climáticas y las ideologías antihumanas, llaman también nuestra atención. Mirar el mundo, escucharlo con los oídos del corazón, lleva inevitablemente a poner en el centro a los que sufren, a quienes están solos, a los enfermos, a los tristes”. Una tarea, incluso una misión, que va más allá de la que tienen encomendada los comunicadores.