Rafael Salomón
Comunicador católico

Aceptar, orar y comprender


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¿Qué hacer cuando en nuestra familia hay diferentes religiones? Ese fue uno de los temas que compartí en el programa que conduzco llamado Familia Minutos con Dios. Si bien es sabido que en muy poco nos podemos poner de acuerdo en familia cuando se hablan temas de política y religión, no cabe duda que expresar que se cree en Dios es de por sí complicado, se llega a tener un ambiente denso y la razón es porque al sentirnos en plena libertad, el tema del diálogo puede tornarse muy intenso.



Por la confianza que hay, cada uno se atrinchera en sus razones, dejan de lado la cordialidad y se ataca con todo. Cerrazón de ideologías, falta de negociación y todo aquello termina en una batalla campal y aunque duela reconocerlo, por supuesto sin generalizar, una gran parte de los católicos les hace falta formación, desconocen mucho del basto conocimiento de nuestra Iglesia que es madre y maestra.

Los hermanos separados, sin pretender generalizar, conocen muy bien los argumentos, citas bíblicas, que frente a una persona con carencia de preparación llegan a un punto donde el católico entra en el terreno de la contradicción, experimenta inseguridad, se siente desorientado en cuanto a su fe. Esa es la estrategia empleada para que la persona pueda renunciar a su fe, cambiar su manera de pensar y convencerse de que ha estado equivocado.

Y como lo mencioné al inicio, al estar en familia, se siente con la seguridad de que será escuchado y que los puntos de vista expuestos serán poco cuestionados. Sin pretender invalidar a nadie, ni menos restar importancia a ninguno, debemos comprender que los pilares de todas las religiones se sustentan en el amor y respeto.

orando

Mejorar en algunas áreas de nuestra fe

En el momento en que se pierden estos dos aspectos, cualquier debate se convierte en guerra, debemos aceptar, orar y comprender que nadie está equivocado, dicho por Jesucristo: “Juan dijo a Jesús: Maestro, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo prohibimos porque no es de los que vienen con nosotros. Jesús les dijo: No se lo prohíban, porque ninguno que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Quien no está contra nosotros está con nosotros”. San Marcos 9, 38-39

Lo que me queda muy claro, es que no debemos aceptar la intolerancia religiosa y mucho menos dentro de nuestras familias, aceptar las diferencias con humildad, sin agredir a nadie por pensar diferente y mucho menos por profesar una religión distinta a la nuestra, los principios esenciales de nuestro catolicismo son amor, respeto y libertad.

Aprendamos de nuestros hermanos separados el grado de compromiso que tienen por sus iglesias, veamos que profesionalizan cada área y que se toman muy en serio su religión. No estamos para ser jueces de nadie, solo invito a que veamos sus fortalezas y debilidades, aprendamos y aceptemos que podemos mejorar en algunas áreas de nuestra fe.

Dicho sea de paso, hay dos impedimentos para poder alcanzar un ecumenismo real, el primero es que ninguno de nuestros hermanos separados acepta la autoridad universal del Papa y la devoción a Nuestra Santísima Virgen María.