En vista de los acontecimientos tipo crisis en la sociedad y en el mundo, sería un signo necesario si la Iglesia católica hiciera frente conscientemente a la confrontación agotadora y desilusionante con su pasado y su presente. Hacer esto sería un ejemplo de cómo, con sus fracasos y su potencial, un desarrollo realista y efectivo de lo que fue en un principio la Cristiandad puede tener lugar: la vuelta generosa a aquellos que más necesitan la curación y salvación de Dios.