Arresto domiciliario para el cura polaco que celebró una fiesta sexual en la casa parroquial

  • El sacerdote trató de impedir que los sanitarios atendiesen a un prostituto que había perdido el conocimiento durante la orgía por consumo de drogas
  • El presbítero se enfrenta a una pena de prisión de ocho años por omisión de socorro

sacerdote

El sacerdote católico de la diócesis polaca de Sosnowiec que organizó una orgía y negó el auxilio al prostituto que había contratado podría enfrentarse a ocho años de prisión.



Todo comenzó cuando el sacerdote Tomasz Z., junto a dos laicos, organizaron una orgía en la casa parroqial de la iglesia de la Virgen de los Ángeles de Dąbrowa Górnicza. El caso salió a la luz porque el hombre perdió el conocimiento durante la noche por una sobredosis de pastillas contra la disfunción eréctil y, aunque hubo que pedir ayuda médica, el cura intentó impedirlo.

Por ello, ahora se le acusa de “crímenes contra la libertad sexual y la decencia”, “denegación de auxilio” y por “proporcionar drogas” a una persona cuyos servicios sexuales fueron contratados para celebrar la orgía, tal como recogen medios polacos. El sacerdote, que poco después de los hechos se trasladó a Turquía para eludir la atención pública, deberá permanecer durante al menos los dos próximos meses en arresto domiciliario, a la espera de que comience el juicio.

Indignación pública

Según fuentes policiales, los asistentes ingirieron drogas de varios tipos y el hombre que estaba contratado para prestar servicios sexuales perdió el conocimiento, tras lo cual una ambulancia acudió al domicilio, pero una vez allí, los curas impidieron a los enfermeros entrar y pidieron sacar ellos mismos al enfermo. Finalmente, la policía se personó en el lugar de los hechos y se pudo dar asistencia médica al hombre.

En declaraciones posteriores a los hechos, Tomasz Z. remitió una carta a los medios de comunicación en la que declaró que “si algo similar le hubiera sucedido a una persona cualquiera, que tuviera una profesión diferente, y no a un clérigo, no habría habido ningún problema”.

Por su parte, la diócesis –cuyo obispo dimitía poco después– señalaba en un comunicado que “el padre Tomasz Z. y dos laicos cometieron una gravísima violación de las normas morales, que la Iglesia no tolera y condena enérgicamente. El incidente se ha convertido en motivo de gran escándalo para los fieles y de justificada indignación pública”.

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