(Ernesto F. Calderón– Mendoza, Argentina) Alabo la libertad de expresión de Vida Nueva. Ejemplo de ello, algunos nombramientos de obispos contra la voluntad de su pueblo y de los correspondientes presbíteros. Gracias por informar. No hace mucho que me correspondió visitar España y me encontré con signos de grave regresión en diversos sectores eclesiásticos. Produce profunda pena.
Sólo voy a mencionar un episodio: en una parroquia de Madrid asistí a misa el domingo, con todos los demás cristianos. El párroco, en su exhortación, casi no mencionó las lecturas bíblicas, pero sí el salmo; éste expresaba que los “impíos” perseguían al “justo”. Su prédica era que el “justo” lo componían los párrocos, los obispos y religiosos; y los “impíos” eran la prensa, la televisión, los políticos y los jóvenes. Aquí lo digo en breves palabras, pero él se alargó mucho. ¿Y cómo podríamos los asistentes meditar y llevar aquella homilía a nuestro crecimiento espiritual? ¿Será muy elevado en España el porcentaje de presbíteros y/o religiosos que predican así? Desearía yo que sean muy pocos, pero escuchando a laicos y habiendo visto otros signos, me temo mucho que tal porcentaje sea elevado.
Deseo y me esfuerzo en pensar que habrá otros sectores que tienen clara la Misión que España necesita y no la anti-misión que el hecho anterior manifiesta. Tiene que haber otro tanto por ciento, también alto, consciente de que la Misión es anunciar el Evangelio de forma positiva y atrayente; quizá algunos de los que él llama “impíos” lo acepten. ¿Cómo poder decir que la mentalidad de cruzada del clero de 1936 no se puede repetir en el siglo XXI?
En el nº 2.698 de Vida Nueva.
