(Ángel García Rodríguez, o.ss.t.- Málaga) Me solidarizo con el dolor y sufrimiento que está atravesando el pueblo peruano por la matanza inocente de 12 policías y 25 miembros de las comunidades indígenas en la zona de Bagua.
Hace 15 años, en nombre de los Trinitarios, tuve la dicha de fundar la Casa Misión ‘El Muyo’, que está a 20 kilómetros de Bagua Chica. Pasé cientos de veces por esta calurosa ciudad y puedo constatar que sus gentes son ciudadanos tranquilos y muy pacifistas. Me uno también al pronunciamiento de los obispos de Perú. Ellos exigen que acabe esta ola de violencia en la selva peruana. El dolor y marginación de los indígenas peruanos clama al Dios Trinidad, justicia, diálogo y entendimiento entre el Gobierno y las comunidades nativas.
En el nº 2.664 de Vida Nueva.
