No más ‘daños colaterales’

afganistanDos recientes episodios vuelven a mostrar cómo la guerra no distingue objetivos, siendo por tanto indiscriminada. Prueba de ello son los 147 civiles -según una investigación del presidente Hamid Karzai– que fallecieron el 4 de mayo en un bombardeo estadounidense al oeste de Afganistán; o los 380 ciudadanos, 100 de ellos niños, que según la ONU han perecido en Sri Lanka los días 9 y 10, a consecuencia de los ataques entre el Gobierno y la guerrilla tamil. Puede resultar muy fácil denominarlos ‘daños colaterales’ y considerarlos un coste menor para restablecer la paz, pero no deja de ser un baño de sangre y una execrable vulneración del derecho más fundamental de toda persona, la propia vida. En la foto, manifestación de protesta en la ciudad afgana de Kabul ante la masacre de civiles.

En el nº 2.660 de Vida Nueva.

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