Mientras medio mundo asiste con ansia a la ronda clasificatoria de las diversas selecciones de fútbol para el Mundial 2010 en Sudáfrica, la Iglesia en ese país se lo ha tomado tan en serio como el que más y va a contribuir al éxito de dicho acontecimiento deportivo, que se interpreta como “una oportunidad de mostrar la vitalidad del catolicismo africano”. Así, se acaba de presentar la campaña Church on the ball, que quiere animar a las diócesis para que impulsen la pastoral del deporte, por ejemplo, con iniciativas de acogida a los visitantes extranjeros. Desde un punto de vista menos lúdico, preocupan efectos negativos como la prostitución y la droga, típicos en estos eventos y que, sin llegar a 2010, ya azotan el continente.
En el nº 2.674 de Vida Nueva.
