EN DEFENSA DE OLEGARIO, por Juan Rubio

Braman, gritan y se enfadan. Desde que Ratzinger concediera el premio a Gonzalez de Cardedal, los exponentes de la “teología del aprisco” están pasando terribles “noches toledanas”. Si por ellos fuera, sentarían en el banquillo hasta al mismo Papa. En su afán revisionista preconciliar nada se les pone por delante. ¡Animo, Olegario! Ni eres Lutero ni tampoco Bin Laden.

Compartir