Jesús González de Zárate: “Las iniciativas de diálogo del Gobierno de Venezuela resultan insuficientes”

Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana

El Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunciaba, el 5 de marzo, que las elecciones presidenciales se celebrarán el próximo 28 de julio, día del nacimiento de Hugo Chávez. Mientras Nicolás Maduro confía en su reelección y ha prometido acelerar el plan ‘Mi iglesia bien equipada’ y reducir los impuestos a las instituciones cristianas, la candidata unitaria de la oposición, María Corina Machado –inhabilitada durante 15 años por el Tribunal Supremo de Justicia– ha pedido a sus simpatizantes “serenidad y firmeza”. En medio de este complejo panorama, y tras su Asamblea Plenaria del pasado mes de enero, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y arzobispo de Cumaná, Jesús González de Zárate, comparte con ‘Vida Nueva’ su análisis de la situación actual del país.



PREGUNTA.- ¿Qué espera la Iglesia en Venezuela de este 2024?

RESPUESTA.- La realidad política, social y económica de Venezuela en las últimas décadas ha sido difícil y compleja, y lo seguirá siendo en 2024. Por ello, se hace más necesario un decidido y generoso compromiso de todos los sectores de la sociedad para enfrentar y superar los problemas que nos afectan, y dar respuestas a las necesidades e inquietudes de los venezolanos.

La Iglesia en Venezuela ha expresado de forma reiterada, con palabras y obras, su compromiso en la construcción de una sociedad más justa, solidaria y fraterna, conforme al querer de Dios, y quiere seguir haciéndolo por amor a este pueblo y como parte imprescindible de su misión evangelizadora.

Como creyentes, sabemos que el Señor nos acompaña en este compromiso y, por eso, aun en medio de las carencias y dificultades, podemos –y queremos– ver el futuro con esperanza. Esperamos que en este 2024 se puedan sentar las bases de un futuro mejor para Venezuela: un futuro de paz y reconciliación, de justicia y libertad para todos.

Incertidumbre y desánimo

P.- ¿Cómo se está viviendo el año electoral, tras los episodios de represión, amenazas e inhabilitaciones que se han producido?

R.- La aspiración generalizada de la población es celebrar unas elecciones presidenciales conforme a las garantías contenidas en la Constitución y las leyes, y que conduzca a los grandes cambios que necesita nuestra nación. La vocación política del pueblo venezolano es democrática. Sin embargo, la falta de independencia entre los poderes públicos complica el panorama electoral. No se trata de realizar, como se ha dicho, una elección presidencial a toda costa, sino en qué condiciones se realiza esa elección. La falta de información adecuada y las medidas que afectan al proceso crean incertidumbre entre los actores políticos y desánimo en el electorado.

Vivir en paz

P.- ¿Peligra la convivencia entre venezolanos? ¿Y en América Latina? ¿Teme que situaciones como las vividas en Ecuador o en Haití, o la persecución que sufre la Iglesia católica en Nicaragua, se repliquen en su país?

R.- Los venezolanos queremos vivir en paz. Por eso hemos hecho un esfuerzo constante, a pesar de las condiciones adversas por las que transitamos, para superar los conflictos y tensiones que genera la difícil situación política, económica y social que hemos vivido en los últimos tiempos. Aunque la ampliación de los controles y la persecución sea una posibilidad cierta para todos, confiamos en que la Iglesia en Venezuela pueda seguir cumpliendo como hasta ahora su servicio evangelizador al pueblo.

Deseamos también que los pueblos hermanos de América Latina y el Caribe puedan superar las dificultades que hoy enfrentan. Rezamos constantemente por ello.

Éxodo obligado

P.- La crisis humanitaria que vive Venezuela sigue obligando a muchos compatriotas a emigrar. ¿Cómo evitar este éxodo?

R.- Aunque en los últimos tiempos hayan variado algunas de las modalidades de este fenómeno, siguen siendo muchos los venezolanos que, no encontrando en el país las condiciones alimentarias y de salud, laborales y de seguridad que les permita llevar una vida digna para ellos y sus familias, siguen considerando la oportunidad de emigrar a otros países. Este fenómeno está marcado por un gran sufrimiento, tanto para quienes se marchan como para sus familiares y amigos que se quedan en Venezuela. Hemos hecho lo que está a nuestro alcance para ayudarlos. Son muchos los que quieren regresar. Pero esto solo será posible cuando se dé un progresivo cambio de las condiciones sociales, económicas y políticas que hoy vive nuestro país.

Rebajar tensiones

P.- ¿Falta diálogo del Gobierno con los principales actores de la vida pública venezolana, incluida la Iglesia?

R.- En aras de mejorar su imagen a nivel nacional e internacional, el Gobierno ha emprendido en los últimos meses algunas iniciativas de diálogo con distintos actores de la vida nacional. Sin embargo, estas iniciativas resultan insuficientes, ya que no abordan integralmente los verdaderos problemas que afectan a nuestro país, por lo que no van acompañadas de los cambios que todos esperan.

Con el Episcopado se ha buscado rebajar tensiones a través del nombramiento de un interlocutor y ofreciendo ayuda para algunas iniciativas pastorales. Sin embargo, hasta ahora no hemos tenido la oportunidad de realizar un diálogo integral en que podamos presentar nuestra posición sobre las grandes cuestiones de la actualidad nacional. (…)

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