A unas horas de clausurarse, este martes 12 de diciembre, la Cumbre del Clima en Dubái, la COP28, Vida Nueva ha contrastado que unos 120 países se opusieron ayer al borrador presentado como propuesta de documento final, insistiendo en avanzar con más decisión y pasos concretos hacia el progresivo abandono de los combustibles fósiles.
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De hecho, estos minutos están siendo cruciales de cara a una negociación más ambiciosa y que evite que esta cumbre de la ONU, como las que han seguido desde la de París en 2015 (la más exitosa en términos teóricos, aunque siguen sin implementarse estos acuerdos en la práctica), se cierre en falso.
Una postura clara
Como ha confirmado esta revista, el nuncio en Emiratos Árabes Unidos, Christophe Zakhia El-Kassis, que, tras la marcha del cardenal Pietro Parolin es la cabeza de la Delegación de la Santa Sede, se acaba de reunir con varias entidades católicas presentes en la COP28. En un mensaje esperanzador, les ha enfatizado que “estamos convencidos de que el cambio climático es una realidad que debemos defender”, pues “es nuestra fe y esperanza cuidar la casa común”.
Otro de los miembros del grupo, el carmelita argentino Eduardo Agosta, ha reiterado a Vida Nueva que “la delegación vaticana ha aprovechado cada oportunidad de intervención para posicionar la postura de la Iglesia, que, en el aspecto de la mitigación, tiene que ver con la descarbonización mediante la eliminación de los combustibles fósiles de forma rápida y ordenada, en línea con la mejor ciencia disponible para mantenernos en camino al objetivo de calentamiento menor a 1.5 centígrados”.