La Ciudad de México se convierte en un ’embudo’ para los migrantes y la Iglesia pide ayuda para atenderlos

El obispo auxiliar de México, Francisco Javier Acero, pide diálogo con las autoridades para generar acciones concretas ante el sobrecupo en los albergues de la Iglesia

La Arquidiócesis de México, que dirige el cardenal Carlos Aguiar Retes, advirtió que los migrantes se están estancando en la Ciudad de México por varias razones, lo cual hace urgente el trabajo coordinado entre la Iglesia y las instituciones de gobierno, pues los albergues están sobrepasados.



En el marco de una reunión convocada por el Consejo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración en las instalaciones de la Curia del Arzobispado de México, el obispo auxiliar Francisco Javier Acero explicó que en los últimos días se han tenido ciertas dificultades con algunas autoridades del Gobierno de la Ciudad de México en el trabajo con los migrantes, así como problemas de inseguridad en torno a las casas de acogida.

No se trata de cerrar los albergues

Sin entrar en detalle sobre los inconvenientes con el gobierno capitalino, el obispo dejó en claro que la Iglesia seguirá recibiendo migrantes en sus casas de acogida hasta que se pueda, pues ésta es una cuestión prioritaria que ha pedido el papa Francisco.

Dijo que la Arquidiócesis de México no quiere distanciarse del gobierno, sino que busca el diálogo sincero que favorezca las propuestas en beneficio de los migrantes, pues las casas de acogida que tienen cupo para 200 personas, están teniendo un aforo de 600 ó 1.200.

“No se trata de cerrar las puertas de estos lugares para que ya no vengan, esta no puede ser la solución. Nuestra labor es desde el Evangelio, y para nosotros, los migrantes son hermanos nuestros”, aseveró.

Los migrantes se han estancado en la Ciudad de México

El obispo Francisco Javier Acero acompaña en la Arquidiócesis de México a la comisión de Movilidad Humana, cuyo responsable es el sacerdote Juan Luis Carvajal, quien expresó la preocupación de la Iglesia ante la emergencia que se vive y que no ha sido reconocida como tal por las autoridades.

Explicó que los migrantes se están quedando en la Ciudad de México por varias razones, una de ellas, es la falta de mecanismos de regularización que les permitan adquirir un documento para transitar libremente hacia los Estados Unidos, sobre todo a quienes ya cuentan con una cita para solicitar su residencia en dicha nación.

Otros migrantes -añadió el sacerdote- tienen miedo de seguir adelante porque en el camino les son violentados sus derechos humanos; se les detiene de manera arbitraria, se les destruyen sus documentos y son víctimas del crimen organizado.

“Esto ha provocado que la Ciudad de México se convierta en un embudo, y que las casas de migrantes estén sobrepobladas“.

Ante esta situación -dijo- la Iglesia está dando respuestas más allá de su capacidad, buscando que no falte la ayuda a los migrantes: “Recibimos a todas las personas, más allá del origen, de la bandera, de las creencias, más allá de las ideologías políticas”.

En la reunión convocada por el Consejo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración estuvieron presentes también algunos responsables de albergues para migrantes, académicos y miembros de organizaciones de la sociedad civil y de cooperación internacional.

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