Ortega fulmina (literalmente) las procesiones de Nicaragua

El claretiano panameño Donaciano Alarcón fue expulsado del país tras ser acusado de haber organizado una procesión sin autorización

El sacerdote claretiano Donaciano Alarcón ya está en su país natal, en Panamá, tras ser expulsado de Nicaragua por haber organizado una procesión de Semana Santa sin permiso de las autoridades. Alarcón, que era párroco desde hace un año y medio en la localidad de Cusmapa, cerca de la frontera con Honduras, fue alcanzado por la policía el Lunes Santo y acompañado al límite del país para que cruzara con la orden de no regresar más.



Prohibición de facto

Fuentes del gobierno de Daniel Ortega no han querido confirmar este hecho recogido por la prensa panameña. Por su parte, desde Nicaragua se denuncia que el gobierno ha prohibido de facto las tradicionales procesiones en esta Semana Santa, aunque sin publicar oficialmente ninguna norma al respecto. Alarcón aseguró a la emisora diocesana de Panamá que la policía lo acusó de estar “soliviantando al pueblo” y de realizar “vía crucis y procesiones”. Sin embargo, explica: “Yo no hice procesión, porque estaban prohibidas, y yo era el primerito en decirle a la gente que no hubiera procesión”.

Y es que las tensiones en Nicaragua con la Iglesia Católica pasan por un momento delicado. El País ha señalado que se han producido persecuciones a los fieles en otros lugares del país como Nindirí, una pequeña ciudad del departamento de Masaya, a 26 kilómetros de Managua, donde tradicionalmente se representaba a Jesús con la cruz a cuestas ayudado por el Cirineo. Las únicas procesiones autorizadas son las realizadas dentro o muy cerca de los propios templos, algo complicado en casos como las isletas del gran lago Cocibolca donde se organizaba un Via Crucis acuático.

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