El cardenal Sturla pidió poner los propios dolores y pecados junto a la Cruz de Jesús

El arzobispo señaló que estamos invitados a vivir plenamente esta Semana Santa, que nos brinda la posibilidad de una vida nueva

Comenzó ayer la Semana Santa, y la Iglesia de Montevideo se reunió en la Plaza Zabala para la Santa Misa y la bendición de los ramos. Presidió la celebración, el arzobispo de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla, quien estuvo acompañado por Stephen Kelly, encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en el país, y los presbíteros Mauricio Cabral y Juan González.



Unas doscientas personas recibieron, con sus respectivos ramos de olivos y laurel, la bendición del Cardenal, y luego participaron de la procesión hacia la Iglesia Matriz con cantos de alabanza, en conmemoración de la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. Al ingresar al templo, y con los fieles aguardando dentro del templo, se inició la Santa Misa.

Unir nuestra vida a su Vida

Durante la homilía, el arzobispo de Montevideo destacó que comenzó la semana mayor del año litúrgico con los Ramos y escuchando la alegría de Jesús al entrar en Jesusalén. Pero, después compartirán la Pasión del Señor.

Centró sus palabras en el modo en el que Jesús ha vivido, con sencillez sin hacer alarde de su categoría de Dios, sino que se convirtió en la nada misma por amor al hombre: “Jesús, que era el hijo de Dios, llegó hasta la muerte de cruz. La peor de las muertes que existía en la época. El peor invento de tortura, de degradación del ser humano, era ese que los romanos habían hecho de la crucifixión. Se hizo nada hasta alcanzar su muerte de cruz“.

El Cardenal también habló de la trascendencia de Jesús, y mencionó el texto de San Pablo: ‘Pero Dios lo exaltó, dándole el nombre que está sobre todo nombre’. Entonces, -dijo Sturla- “ya anunciada la resurrección de Cristo, todos nosotros en el día de nuestro bautismo formamos parte de su Pascua”. Recordó que, por el bautismo, resurgimos “como hombres y mujeres nuevos, compartiendo con Cristo su misma historia”.

Finalmente, aseguró que todos estamos invitados a traer al Señor las debilidades, fragilidades, dolores y hasta los pecados, y a ponerlos junto a la cruz de Jesús, para que Dios, nuestro Padre, nos levante, nos haga resurgir, nos dé la fuerza de la Pascua y brinde el perdón por nuestros pecados. “Vivamos esta Semana Santa acompañando a Jesús, caminando junto con Él, experimentando sus gozos y sus dolores, y uniendo nuestra vida a su vida, para resucitar con él a una vida nueva“, concluyó.

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