Alessandra Smerilli: “Francisco nos ha sorprendido traduciendo el Concilio Vaticano II a gestos concretos”

“Todos debemos salir del clericalismo, hombres y mujeres”, ha defendido la secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

“El Concilio Vaticano II marcó una evolución trascendental en la autocomprensión de la Iglesia Católica, pero el paso de los textos a la vida aún no se ha completado en gran medida. Como mujer, quizás sea más fácil sentir esto”. Así lo ha declarado en un artículo publicado por Avvenire Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Sin embargo, la religiosa señala que “el Papa Francisco, en los primeros diez años como obispo de Roma, muchas veces nos ha sorprendido simplemente traduciendo el Concilio en gestos concretos”.



“Nos enfrentamos hoy a una participación sin precedentes de la mujer en la vida pública, en los campos profesional, político, cultural, económico y científico. Sus luchas, la nueva y generalizada conciencia de su dignidad, son uno de los resultados más importantes de la modernidad, en gran parte del mundo”, continúa. Por ello, “es muy difícil para quien escucha y proclama el Evangelio cada día no reconocer en él un “signo de los tiempos”. Sin embargo, “sobre todo en su faceta institucional, la Iglesia parece no haber dejado constancia de lo que ha enriquecido la convivencia civil a todos los niveles”.

Superar el clericalismo

Según Smerilli, “el papa Francisco lo sabe bien: queda mucho por hacer, pero hay contextos en los que se trata incluso de empezar”. Y el primer paso “es apreciar que ya no somos los mismos de antes”. En el ámbito teológico, “esta conciencia ha hecho posible nuevos e importantes aportes en todas las latitudes de quienes hasta hace unas décadas ni siquiera tenían acceso a las facultades eclesiásticas”.

En definitiva, Smerilli señala que “en sus primeros diez años se dedicó –como le gusta decir– a iniciar procesos más que a ocupar espacios. Es una actitud que considera fundamental para la implementación del Concilio”. “Diría que es el movimiento, el dinamismo que el Papa reconoce en el mismo Concilio, como acontecimiento del Espíritu, que es viento, soplo, potencia”, por ello, la religiosa señala que como mujer “dejarme interpelar e inspirar por su estilo y su maestría significa no caer en una lógica de ocupar espacios y, en todo caso, educar a los demás para que también salgan de ellos. Todos debemos salir del clericalismo, hombres y mujeres”.

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