Francisco condena en el ángelus la sentencia al obispo nicaraguense Rolando Álvarez

El pontífice advierte que “los mandamientos de Dios no deben encerrarse en las bóvedas asfixiadas de la observancia formal”

El papa Francisco ha presidido en este 6º Domingo del Tiempo Ordinario, a  una semana y media del inicio de la Cuaresma el Miércoles de Ceniza, la oración mariana del ángelus con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Asomado a la ventana del despacho papal del Palacio Apostólico, el pontífice ha pedido oraciones para las poblaciones de Sirio y Turquía que sufren las consecuencias del terremoto, a la vez que ha recordado la situación de Ucrania para la que ha hecho un llamamiento a la solidaridad. Sobre el obispo nicaraguense Rolando Álvarez, condenado a 26 años de prisión tras negarse a ser desterrado por el Gobierno de Daniel Ortega, ha mostrado su dolor al conocer esta noticia y ha querido mostrarse cercano al pueblo que sufre ene Nicaragua y por ello ha pedido diálogo entre las diferentes partes para superar la crisis. Además, el Papa invitó a rezar un avemaría por la paz en Nicaragua.



De la fachada al corazón

Comentando el evangelio del día, un fragmento del sermón de la montaña en el que Jesús propone algunos propuestas para llevar a plenitud la ley mosaica (cf. Mt 5,17-37), Francisco señaló que este “cumplimiento” a la Ley o los Profetas es “una palabra clave para entender a Jesús y su mensaje”. Señalando la cuestión de las ofrendas en el templo, “Jesús afirma que hay que interrumpirlo si un hermano tiene algo contra nosotros, para ir primero a reconciliarnos con él” para que se cumpla verdaderamente este rito. Para el Papa “el mensaje es claro: Dios nos ama primero, gratuitamente, dando el primer paso hacia nosotros sin que lo merezcamos; y luego no podemos celebrar su amor sin dar a nuestra vez el primer paso para reconciliarnos con quienes nos han herido”.

“Así hay plenitud a los ojos de Dios, de lo contrario la observancia externa, puramente ritualista, es inútil. En otras palabras, Jesús nos hace comprender que las reglas religiosas son útiles, son buenas, pero son sólo el principio: para darles plenitud, es necesario ir más allá de la letra y vivir su sentido”, explicó Bergoglio. “Los mandamientos que Dios nos ha dado no deben encerrarse en las bóvedas asfixiadas de la observancia formal, pues de lo contrario nos quedamos en una religiosidad externa y desapegada, siervos de un ‘dios maestro’ en lugar de hijos de Dios Padre”, advirtió el Papa.

Por ello señaló que estas actitudes siguen existiendo, pero que “el verdadero amor nunca llega hasta cierto punto y nunca se siente bien; el amor va más allá, no puede prescindir de él”. “El Señor nos lo mostró dando su vida en la cruz y perdonando a sus asesinos”, recordó, añadiendo que Él “nos ha confiado el mandamiento que más aprecia: que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. Éste es el amor que da cumplimiento a la Ley, a la fe, a la vida”, sentenció. Por ello invitó a vivir una fe que no es de fachada sino de “crecer en el amor a Dios y a los demás”.

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