Francisco en RD Congo: “Hay algo que no está bien cuando un creyente mantiene a distancia a los pobres”

El último acto público este miércoles del papa Francisco en República Democrática del Congo ha sido un encuentro con los representantes de algunas organizaciones caritativas. Así, han acudido a la Nunciatura Apostólica de Kinshasa la organización Telema Ongenge, los leprosos del hospital de la Rive, la Asociación Fasta, el Dream Center, los sordomudos del pueblo de Bondeko, los ciegos de las Escuelas Petite Flamme del Movimiento de los Focolares y las monjas trapenses de Mvanda.



“En este país, donde hay tanta violencia, que retumba como el estruendo ensordecedor de un árbol que es derribado, ustedes son el bosque que crece todos los días en silencio y hace que la calidad del aire mejore, que se pueda respirar”, ha dicho Francisco después de que cada uno de ellos presentase su labor ante el Pontífice.

“Me sorprendió una cosa, y es que no me refirieron simplemente los problemas sociales ni enumeraron muchos datos sobre la pobreza, sino que sobre todo hablaron de los pobres con cariño”, ha afirmado, agradeciendo “esta mirada que sabe reconocer a Jesús en sus hermanos más pequeños”. “Hay que buscar y amar al Señor en los pobres y, como cristianos, tenemos que estar atentos si nos alejamos de ellos, porque hay algo que no está bien cuando un creyente mantiene a distancia a los predilectos de Cristo”, ha subrayado.

“Hoy, mientras tantos los descartan, ustedes los abrazan; mientras que el mundo los explota, ustedes los promueven. He venido aquí animado por el deseo de dar voz a quien no la tiene”, ha continuado el Papa, quien ha apuntado, además, que “la caridad sintoniza con Dios y Él nos sorprende con prodigios inesperados que se realizan por medio de quien ama. En sus rostros ustedes descubrieron el de Jesús y ahora quieren hacer lo mismo por los demás”. “El bien es así, es difusivo, no se deja paralizar por la resignación ni por las estadísticas, sino que invita a donar a los demás cuanto se ha recibido gratuitamente. Se necesita que principalmente los jóvenes vean esto: rostros que superan la indiferencia mirando a las personas a los ojos; manos que no empuñan armas ni manipulan dinero, sino que se extienden hacia quien está en el suelo y lo levantan a su dignidad, a la dignidad de hija e hijo de Dios”, ha añadido.

La caridad como estilo de vida

Al mismo tiempo, Francisco ha recordado que “los creyentes en Cristo nunca deben mancillar el testimonio de la caridad, que es testimonio de Dios, buscando privilegios, prestigio, visibilidad o poder”. En este sentido, el Papa ha subrayado “un reto que compete a todos y en gran medida a este país” y es que “lo que causa la pobreza no es tanto la ausencia de bienes o de oportunidades, sino su distribución no equitativa”. Por eso, “el que pertenece a una clase acomodada, en particular si es cristiano, está llamado a compartir lo que posee con quien está privado de lo necesario, más aún si pertenece al mismo pueblo”. “No se trata de una cuestión de bondad, sino de justicia. No es filantropía, es fe. Porque, como dice la Escritura, ‘la fe sin obras está muerta'”, ha aseverado.

“La caridad requiere ejemplaridad”, ha apuntado el Papa. “De hecho, no es sólo una cosa que se hace, sino que es expresión de aquello que se es. Se trata de un estilo de vida, de vivir el Evangelio”. Por tanto, “se necesita credibilidad y transparencia. Pienso en la gestión financiera y administrativa de los proyectos, pero también en el compromiso por ofrecer servicios adecuados y cualificados”.

Asimismo, la acción caritativa requiere “la amplitud de miras, es decir, el saber mirar hacia adelante”. Para Francisco resulta fundamental “que las iniciativas y las obras de bien, además de que respondan a las exigencias inmediatas, sean sostenibles y duraderas; no simplemente asistencialistas, sino realizadas sobre la base de lo que realmente se puede hacer y con una perspectiva a largo plazo, para que perduren en el tiempo y no terminen con quien las comenzó. En este país, por ejemplo, hay un suelo increíblemente fecundo, una tierra extremadamente fértil”.

Y, para terminar su discurso, Francisco ha señalado que “es necesario crear una red, no sólo virtualmente, sino concretamente, tal como sucede en este país en la sinfonía de vida del gran bosque y de su variada vegetación. Crear una red, es decir, trabajar cada vez más juntos, estar en constante sinergia entre ustedes, en comunión con las Iglesias locales y con el territorio”.

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