Francisco: “No es suficiente denunciar, es necesario también renunciar al mal”

El Papa ha presidido, en San Pablo Extramuros, la celebración de las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de San Pablo Apóstol al término de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

El Papa ha presidido, en San Pablo Extramuros, la celebración de las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de San Pablo Apóstol al término de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

El papa Francisco ha presidido esta tarde, en la basílica de San Pablo Extramuros, la celebración de las segundas vísperas de la solemnidad de la Conversión de San Pablo Apóstol al término de la 56ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. En la eucaristía participaron representantes de las distintas confesiones cristianas presentes en Roma. En su homilía, el Pontífice hizo girar su sermón en torno al lema de este año: “Aprended a hacer el bien, buscad la justicia” ( Is 1, 17).



“Dios, con la voz de Isaías, nos amonesta y nos invita al cambio. Amonestación y cambio son las dos palabras sobre las que quisiera proponerles algunas ideas esta tarde”, ha comenzado advirtiendo Jorge Mario Bergoglio.

Amonestación

“Dios sufre cuando nosotros, que nos decimos ser fieles suyos, anteponemos nuestra visión a la suya; seguimos los criterios de la tierra antes que los del cielo, conformándonos con la ritualidad exterior y quedándonos indiferentes delante de aquellos que más le importan a Él. Por tanto, Dios siente dolor, podríamos decir, por nuestra comprensión errónea e indiferente”, ha señalado.

Además de esto, “hay un segundo motivo, más grave, que ofende al Altísimo: la violencia sacrílega. El Señor está ‘enfadado’ por la violencia cometida contra el templo de Dios que es el hombre, mientras es honrado en los templos construidos por el hombre. Podemos imaginar con cuánto sufrimiento ha de presenciar guerras y acciones violentas realizadas por quien se profesa cristiano”, ha recalcado.

Según el Papa, “esta amonestación del Señor nos hace pensar mucho, como cristianos y como confesiones cristianas. Frente a las diversas formas de desprecio y racismo; frente a la comprensión errónea e indiferente y a la violencia sacrílega, la Palabra de Dios nos amonesta”. Y ha añadido: “En efecto, no es suficiente denunciar; es necesario también renunciar al mal, pasar del mal al bien. La amonestación, por tanto, está encaminada a nuestro cambio”.

Cambio

“Por nosotros mismos no somos capaces de liberarnos de nuestras malas comprensiones de Dios y de la violencia que se incuba en nuestro interior. Sin Dios, sin su gracia, no nos curamos de nuestro pecado. Su gracia es la fuente de nuestro cambio. No podemos lograrlo nosotros solos, pero con Dios todo es posible; solos no podemos, pero juntos es posible. La conversión –esta palabra que se repite tanto, pero que no siempre es fácil de entender– se pide al pueblo; tiene una dinámica comunitaria, eclesial”, ha recordado.

En este camino de comunión, “estoy agradecido de que tantos cristianos de varias comunidades y tradiciones estén acompañando, con participación e interés, el camino sinodal de la Iglesia católica, que deseo que sea cada vez más ecuménico”, ha indicado.

Francisco ha pedido que el apóstol Pablo “nos ayude a cambiar, a convertirnos; que nos dé un poco de su valentía indómita. Porque, en nuestro camino, es fácil trabajar por el propio grupo más que por el Reino de Dios, impacientarse, perder la esperanza. Pero volvamos a poner nuestra confianza en Jesús, nuestra Pascua y nuestra paz. Mientras le rezamos y lo adoramos, Él obra”.

Y ha concluido con otra petición: “Cambiemos y crezcamos en la oración, el servicio, el diálogo y el trabajo juntos hacia aquella plena unidad que Cristo desea. Todos juntos caminemos por el camino que el Señor nos ha puesto delante, el de la unidad”.

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