Como sucediera la semana pasada con las elecciones episcopales en Estados Unidos, en Roma había un especial interés en conocer la apuesta de los obispos españoles para suceder a Luis Argüello como secretario general. No en vano, la designación de alguna manera trasluce la acogida o no de las Iglesias locales a las apuestas del pontificado de Francisco. Y frente al cierto desasosiego norteamericano, ayer se felicitaban por la “vía tranquila y propositiva” que supone en nuevo secretario español.
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Y a juzgar por las primeras valoraciones informales a la que ha tenido acceso ‘Vida Nueva’, desde la Santa Sede la designación de Francisco César García Magán ha sido recibida “con alegría”. De hecho, reconocen que la vía preferente del obispo auxiliar de Toledo no deja de ser “una apuesta segura por su diplomacia afectiva y efectiva”, no solo por su valía como canonista, sino también por esa “cordialidad” con potencial para la gestión interna y la negociación de puertas para afuera.
Trabajador metódico
Sin querer intervenir en el proceso previo ni valorar al resto de candidatos, a posteriori en los pasillos vaticanos se aplaude le decisión de optar por García Magán como un “hombre de consensos”. Por otro lado, quienes han trabajado con él en la Secretaría de Estado confirman que es “un trabajador nato en incansable” que sabe cómo manejarse para buscar salidas a “problemas espinosos” desde la discreción y sin aspavientos.
“Tiene su carácter porque es muy metódico en su forma de hacer, pero ni mucho menos es impulsivo ni difícil”, aseguran, poniendo en valor “su afabilidad y simpatía”. Incluso le tachan de “buenazo” en tanto que “no es dado ni a prejuzgar, siempre da una oportunidad aun cuando se huela que alguien viene con no muy buenas intenciones”.
