La violencia contra los cristianos está lejos de detenerse en la región de Sokoto (Nigeria). De nuevo cientos de radicales se echaron a la calle para protestar por la detención de dos jóvenes por el asesinato de la joven Deborah Yakubu. En esta ocasión, asaltaron la catedral de la Sagrada Familia, así como la iglesia de Saint Kevin. Además, destrozaron un complejo hospitalario en construcción.
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Según denunció la diócesis de Sokoto, “grupos de jóvenes liderados por algunos adultos en el fondo atacaron la Catedral Católica de la Sagrada Familia en Bello Way, destruyendo las ventanas de cristal de la iglesia, las de la Secretaría del Obispo Lawton y vandalizaron un autobús de la comunidad aparcado dentro del recinto”.
Toque de queda
Además, “La iglesia católica de San Kevin, Gidan Dere, Eastern By-pass, también fue atacada y quemada en parte; las ventanas del nuevo complejo hospitalario en construcción, en el mismo recinto, fueron destrozadas”. También fue asaltado el Centro Bakhita, en el que llegaron a quemar un autobús dentro de los terrenos.
La rápida intervención de la policía evitó que los incidentes llegaran a ser más graves al cargar contra la turba y dispersarla, algo que el obispo de la región, Mathew Hassan Kukah, agradeció públicamente, así como el establecimiento de un toque de queda hasta que se apacigüen los ánimos. Además, el prelado decretó “la suspensión de todas las misas en la metrópolis de Sokoto hasta que se levanten las limitaciones de movimiento”.
