Los códices más importantes de la Biblia están en Valladolid

  • El Real Colegio de los Agustinos acoge esta Pascua una exposición de facsímiles que reproducen con fidelidad algunos de los existentes entre los siglos VII y XIII
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Desde el 10 de abril y hasta el 5 de junio, en una de las alas del magnífico Claustro del Real Colegio Seminario de los Padres Agustinos de Valladolid, puede admirarse una exposición de facsímiles que reproducen con fidelidad algunos de los códices miniados más importantes de la Biblia existentes entre los siglos VII y XIII.



Merece la plena contemplar tanta belleza como acumula la Palabra de Dios, cuando los artistas ilustraron sus imágenes más importantes. Para los creyentes, el gran protagonista de la Biblia es Jesucristo; por eso, la presente muestra está dedicada a ofrecer las escenas de su pasión, muerte, resurrección y apariciones, ya que estamos en plena celebración del tiempo pascual.

Bajo el título La belleza de la Pascua en los códices miniados, la exposición consta de tres partes. La primera está dedicada a la Pascua del Resucitado en la Biblia de San Luis, confeccionada en París entre 1226-1234. Encargada por la palentina Blanca de Castilla, para la formación de su santo hijo Luis IX de Francia, está repartida en tres volúmenes con 4.887 escenas en 1.230 páginas. Puede considerarse como “la más monumental joya bibliográfica del mundo” y se encuentra en la catedral de Toledo con el nombre de Biblia rica de Toledo; no rica sino riquísima, cabría añadir.

Evangeliarios

Le segunda parte está dedicada a evangeliarios, que contienen los cuatro evangelios, y evangelistiarios con las perícopas más importantes de las fiestas litúrgicas. Entre los primeros, destacan los famosos ejemplares insulares: el Book of Lindisfarnes y el Book of Kells, así como los códices áureos de El Escorial y Echternach (Luxemburgo) de la época de los primeros emperadores salios. Entre los segundos, me limito a nombrar el Libro de las Perícopas de Enrique II que –según mi pobre percepción– es el libro más bello de la Edad Media. Encargado por la única pareja real canonizada por la Iglesia, san Enrique y santa Cunigilda, las escenas del Nacimiento y de la Pascua arroban, te dejan extasiado.

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