Esther Barba: “Aunque la reforma laboral supone algunos avances, hemos de seguir reivindicando el trabajo decente”

La presidenta de la JOC, en entrevista con Vida Nueva, señala que todavía es necesario “solucionar todos los problemas que se generaron con la reforma anterior del 2012”

La presidenta de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), Esther Barba, charla con Vida Nueva sobre la reforma laboral recientemente aprobada. “Teniendo en cuenta que para esta reforma laboral se ha conseguido el acuerdo de dos agentes sociales con intereses tan contrapuestos como son los sindicatos y la patronal, es preocupante que entre varios grupos políticos no sean capaces de ponerse de acuerdo“, subraya.



PREGUNTA.- La reforma laboral, pese a los últimos reveses políticos, nace tras un importante diálogo social entre el Gobierno, los sindicatos y la patronal. ¿Cómo valora, a grandes rasgos, la nueva norma en lo que al trabajo decente promovido por la Iglesia se refiere?

RESPUESTA.- La reforma laboral supone un avance en relación a la reducción de los contratos temporales, desapareciendo el contrato de obra y servicio y pasando a ser el contrato indefinido el modelo de contrato lo que da mayor estabilidad a las personas trabajadoras y evitando que estos contratos temporales sean un coladero para la precariedad y la incertidumbre de las trabajadoras. Otro aspecto que supone un avance es el de que prevalezca el convenio del sector sobre el convenio de empresa, con lo que se garantizan unas condiciones de trabajo mínimas adaptadas a cada sector, lo que también puede suponer una subida en los salarios, aspecto fundamental a tener en cuenta en los convenios laborales por sector.

Son por lo tanto algunos avances en relación al trabajo decente que se promueve desde la Iglesia, sobre todo desde la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente que llevan a cabo desde hace años diversas organizaciones y movimientos eclesiales como el nuestro, la JOC.

Aun así, la reforma laboral no soluciona todos los problemas que se generaron con la reforma anterior del 2012. Dejando algunos puntos en los que es necesario seguir avanzando a nivel laboral. Sin embargo, el punto más importante de esta medida es el proceso llevado a cabo para presentarla al congreso, el diálogo social. Esta reforma parte del acuerdo entre el gobierno, sindicatos como CCOO y UGT y varias organizaciones empresariales. Esta es una de las reclamaciones más profundas de la Iglesia y de iniciativas como Iglesia por el Trabajo Decente, que la sociedad tenga voz dentro de las medidas que afecten a las propias trabajadoras.

P.- ¿Nos estábamos olvidando que se construye un país desde la mirada al bien común?

R.- Lo que parece más inquietante es que, en el propio Congreso, varios grupos parlamentarios han estado buscando la trampa a última hora para tirar por tierra todo el trabajo hecho sin dejar margen de error.

Teniendo en cuenta que para esta reforma laboral se ha conseguido el acuerdo de dos agentes sociales con intereses tan contrapuestos como son los sindicatos y la patronal, es preocupante que entre varios grupos políticos no sean capaces de ponerse de acuerdo, cuando se supone que tienen un mismo objetivo, buscar lo mejor para toda la gente a la que representan.

P.- ¿Podríamos hablar de una reforma laboral acorde a la Doctrina Social de la Iglesia?

R.- La Doctrina Social de la Iglesia habla de la centralidad de la defensa de la dignidad del trabajo para que el trabajo se realice en condiciones dignas, de ello hablaba el papa Juan Pablo II en su encíclica ‘Laborem excercens’ y continúa haciéndolo el papa Francisco que nos dice en la encíclica ‘Fratelli tutti’ que el gran tema es el trabajo, porque promueve el bien del pueblo, y es que no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo, ya que, con ello, desaparece no solo el modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo y, en definitiva, para vivir como pueblo (FT 162).

Reducir la jornada laboral

P.- Una medida del papa Francisco, para el que el trabajo es un elemento central de su pontificado, es la posibilidad de reducir la jornada laboral. ¿Es esta una forma para crear empleo?

R.- Efectivamente, una de las propuestas que realiza el papa Francisco y que recoge una reivindicación propuesta desde hace tiempo por los Movimientos de Acción Católica JOC y HOAC, por la Pastoral del Trabajo y por la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente es esta, la reducción de la jornada laboral que no solo podría crear empleo sino que además posibilitaría que las condiciones de trabajo fueran mejores para las personas trabajadoras, como por ejemplo en relación a la conciliación familiar.

Actualmente una jornada completa supone una cantidad de horas con las cuales no se permite a las trabajadoras conciliar con calidad el trabajo con su vida familiar, social y personal. Además, en las últimas décadas el tipo de trabajo ha cambiado mucho, y la jornada de 8 horas supone más tiempo del que una persona puede ser eficiente para este tipo de trabajo, por lo que una reducción de jornada también supondría una mayor eficiencia del tiempo de trabajo. Aunque esta no es una medida que trate esta reforma laboral, es un reto que sigue pendiente, ya que trabajo hay para todas, pero hay que saber redistribuirlo.

P.- La nueva norma restringe los contratos temporales. ¿Una Buena Noticia para los jóvenes, principales estandartes del precariado?

R.- Todo lo que suponga una mejor regulación de los contratos temporales es buena noticia para las trabajadoras, pero sobre todo para las más jóvenes, ya que la temporalidad actualmente supone el 54’7% de los empleos de jóvenes (según el informe del primer semestre del Observatorio de Emancipación Juvenil del Consejo de la Juventud de España). En relación a las personas jóvenes también afectan directamente los contratos de formación, que se van a dividir en contratos de formación dual que tendrán una duración mínima de tres meses y máxima de dos años y que beneficiará a jóvenes menores de 30 años y el contrato de obtención de práctica profesional que se limitará a un periodo de entre seis y doce meses y se podrá llevar a cabo durante los tres años posteriores al fin de los estudios.

P.- Como voz de Iglesia, ¿qué queda por hacer para que no tengamos que volver a reivindicar el trabajo decente?

R.- Aunque la reforma laboral supone algunos avances en las condiciones laborales hemos de seguir reivindicando el trabajo decente para que se realice en condiciones dignas, para que se puedan eliminar las desigualdades en las relaciones laborales, acabar con la precariedad en el empleo y con la inseguridad laboral, en definitiva, a eliminar las desigualdades que deterioran las condiciones laborales de las personas trabajadoras.

Estos días hemos comprobado una vez más lo difícil que es el entendimiento entre los grupos políticos y las dificultades para que se aprobara esta reforma laboral. A las responsables políticas les pedimos que al igual que ha habido diálogo social entre Gobierno, sindicatos y empresarios para avanzar en el bien común y en la mejora de los derechos laborales, que también ellos estén dispuestos a realizar ese diálogo social en favor de mejorar las condiciones laborales de las personas trabajadoras.

Noticias relacionadas
Compartir