El Papa reclama “mantener viva la indignación” ante la trata de personas

“Animo a todo hombre y a todo niño a no quedarse fuera de este proceso de transformación, al ejemplo del Buen Samaritano”, afirma Francisco en la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas

“Sigamos adelante en la lucha contra la trata de personas y todas las formas de esclavitud y explotación. Los invito a todos a ¡mantener viva la indignación! y cada día encontrar la fuerza para comprometerse con determinación en este frente. No tengas miedo ante la soberbia de la violencia”. Así de contundente concluye el papa Francisco su videomensaje con motivo de la VIII Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, que se celebra hoy bajo el lema ‘El poder del cuidado. Mujer, economía y trata de personas’.



Recordando la cita promovida por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), la Unión de Superiores Generales (USG) y Talitha Kum, Francisco comenzó dirigiendo su mirada a las mujeres y niñas, “sujetas a múltiples formas de explotación, incluso a través de matrimonios forzados, esclavitud doméstica y laboral. Las miles de mujeres y niñas que son objeto de trata cada año denuncian las dramáticas consecuencias de los modelos relacionales basados ​​en la discriminación y el sometimiento. Y no es una exageración: ¡miles!”.

Para el Papa, “la trata de personas, a través de la explotación doméstica y sexual, devuelve violentamente a mujeres y niñas a su supuesto rol de subordinadas a la prestación de servicios domésticos y sexuales, a su rol de proveedoras de cuidados y placer, lo que vuelve a proponer un patrón de relaciones marcadas por el poder del género masculino sobre el femenino”. “Incluso hoy, y en un alto nivel”, remarcó.

Según ha denunciado el Pontífice, “¡la trata de personas es violencia! La violencia que sufre toda mujer y todo niño es una herida abierta en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo de toda la humanidad, es una herida profunda que nos afecta también a cada uno de nosotros”.

Santa Josefina Bakhita

“Hay muchas mujeres que tienen el coraje de rebelarse contra la violencia –continuó–. Los hombres también estamos llamados a hacerlo, a decir no a toda violencia, incluida la que se ejerce contra las mujeres y las niñas. Y juntos podemos y debemos luchar para que los derechos humanos se expresen de forma específica en el respeto a la diversidad y en el reconocimiento de la dignidad de toda persona, teniendo en el corazón de manera particular a quienes se ven vulnerados en sus derechos fundamentales”.

Como sostiene Jorge Mario Bergoglio, santa Josefina Bakhita muestra el camino a la transformación. “Su vida nos dice que el cambio es posible cuando nos dejamos transformar por el cuidado de Dios sobre cada uno de nosotros. Es el cuidado de la misericordia, es el cuidado del amor que nos cambia profundamente y nos hace capaces de acoger a los demás como hermanos y hermanas. Reconocer la dignidad de cada persona es el primer acto de cuidado. Dios cuidó de Bakhita, la acompañó en el proceso de curación de las heridas causadas por la esclavitud”.

Al final de su alocución, el Papa animó a toda mujer y a toda niña a que se comprometan con la transformación y el cuidado, en la escuela, en la familia, en la sociedad. Y a todo hombre y a todo niño a no quedarse fuera de este proceso de transformación, “recordando el ejemplo del Buen Samaritano: un hombre que no se avergüenza de inclinarse sobre su hermano y cuidarlo”.

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