“La visita del Papa es como una cura para los acontecimientos que se produjeron antes: donde había violencia, hoy llega la paz, llega una autoridad que habla tanto al ámbito político como al eclesial. Y nosotros necesitamos esto”. Así habla en una entrevista con Vatican News del próximo viaje de Francisco a Irak el próximo mes de marzo Georges Jahola, párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción, en la ciudad iraquí de Qaraqosh, la cual fue quemada durante la guerra por las milicias yihadistas.
De hecho, el 7 de marzo, Francisco estará en la ciudad para reunirse con la comunidad cristiana en este templo, reconstruido tras el paso del autodenominado Estado Islámico. “La venida del Papa es para nosotros una especie de medicina: con él aquí podremos ciertamente entender su mensaje en profundidad“, subraya el párroco.
El hecho de encontrarse con el Papa en este edificio es, para los cristianos iraquíes, “un signo de la tenacidad que tenemos, y de la tenacidad de la Iglesia en todo el mundo”. Por eso, “apoyar a una comunidad duramente golpeada, incluso restaurando un edificio” es, para los iraquíes, un signo realmente importante, ya que el templo “fue quemado deliberadamente para dar un mensaje a este pueblo: ‘No deben estar aquí'”.
Un lugar tranquilo
Así, apunta el sacerdote, “volver con el Santo Padre aquí significa mucho y refuerza nuestra existencia aquí, significa volver a las raíces de nuestra historia y de nuestra fe, y nos dice que la Iglesia universal, representada por el Santo Padre, está con nosotros”.
Por otra parte, Jahola asegura que desde que la ciudad fuese liberada en octubre de 2016 no han habido “signos de violencia”, por lo que sus habitantes han podido volver a sus casas. “El clima es muy tranquilo y pacífico, porque los cristianos de la ciudad somos mayoría y sembramos lo que tenemos, así que las cosas positivas son más que las negativas”, explica.
