Braz de Aviz: La vida consagrada “en este momento está en profunda revisión, dentro de este espíritu de reforma de la Iglesia”

El papa Francisco presidirá esta tarde la eucaristía con motivo de la la 25ª Jornada de la Vida Consagrada

João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA)

Este 2 de febrero se celebra la 25ª Jornada de la Vida Consagrada y el papa Francisco presidirá esta tarde la eucaristía con alguna representación de religiosos y miembros de sociedades de vida apostólica. Una jornada, la de este año que está marcada por la pandemia y el llamamiento a la fraternidad que el pontífice hace en la encíclica ‘Fratelli tutti’.



Una profunda revisión

El cardenal Joao Braz de Aviz, que lleva 10 años como prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ha repasado en una entrevista a Vatican News, que esta realidad eclesial es “una realidad todavía muy numerosa, muy significativa” aunque “es también una realidad que en este momento está en profunda revisión, precisamente para estar dentro de este espíritu de reforma de la Iglesia”.

En medio de la pandemia –que también ha sacudido a los religiosos– “seguimos teniendo esta certeza de que Dios nos sigue y que intentamos seguirle, que hay esperanza de una vida que podemos vivir más profundamente, y que estamos cerca unos de otros”, mensaje que el propio dicasterio ha reflejado en una carta a todos los religiosos del mundo.

La llamada a la fraternidad

Así, para Braz de Aviz, en estos momentos, “debería crecer en la Iglesia la imagen de una verdadera familia de Dios, de un pueblo de Dios donde la fraternidad es verdadera”. Por ello ha invitado a reclamar un cambio a “una economía más vivida en común, no sólo en nuestro grupo personal; una espiritualidad que no sea intimista, que no sea sólo una espiritualidad individual, que es importante, pero que no puede limitarse a esto, sino que prevé la apertura al hermano, a la hermana”.

“No se puede pensar que es una vida de perfección porque otras son menos, todas las vocaciones son importantes, son diferentes formas de seguir a Jesús. Pues bien, todo esto debería reajustar la vida de la Iglesia –el Papa lo dice también de su propio ministerio, del ministerio de los obispos, de las estructuras que tenemos para que sean más colegiadas– y llegar así a una vida mucho más bella y sencilla”, reclama.

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