El cardenal João Braz de Aviz: “La Vida Consagrada no es un apéndice al servicio del clero”

El cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de la congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólicas (CIVCSVA), tuvo la tarea de abrir el curso virtual ‘Profecía y creatividad de la vida consagrada frente al Covid-19’, una iniciativa que los Josefinos de Murialdo, con el apoyo de la seccional Medellín de la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC) y la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), están desarrollando vía Zoom del 3 al 5 de junio.



El cardenal brasileño afirmó que la Vida Consagrada, mirada en perspectiva tras los 55 años del Concilio Vaticano II, es vista como Pueblo de Dios “no son un apéndice al servicio del clero” por tanto “esto es un dato que tiene mucha importancia”, porque es también entender  que todos somos discípulos de Jesús “no hay unos mejores que otros”.

“Vino nuevo, en odres nuevos”

De hecho en 2015 –aseveró el purpurado– de la mano de Francisco se retomó con mucha fuerza el tema de la Vida Consagrada a través de la expresión del Evangelio: “Vino nuevo, en odres nuevos”, lo cual “significa que debemos identificar esos odres viejos que debemos dejar”.

Para Braz de Aviz “la perfección evangélica no existe”, lo verdaderamente importante es la espiritualidad de “sentirnos discípulos de Jesús” pues “esto cambia el acento” a la misión evangelizadora en salida como en reiteradas ocasiones ha llamado el Papa.

Ser profetas del ahora

El cardenal realizó un recuento de todas las formas de Vida Consagrada: vírgenes consagradas, vida monástica, sociedades de vida apostólica e institutos seglares. Lamentó los bajos números de nuevas vocaciones, especialmente en Europa y encomió las nuevas formas de vida apostólica que si bien unas aportan mucho, otras son “muy problemáticas” por causa de sus fundadores que “son personas sin una dirección clara”.

Además destacó que “la profecía es un elemento característico de la Vida Consagrada”, porque “este testimoniar de hoy es una forma de anticiparse a las realidades para anunciar la buena nueva del reino de Dios”.

Ha recordado que es indispensable encontrar el equilibrio entre los pastores y los carismas: “Seguramente también los pastores representan un carisma, pero hay carismas que no son de los pastores y que tienen la misma dignidad esto nos ayuda muchísimo a no ser una iglesia de clases, que es muy peligrosa porque destruye la característica más bella del cristianismo: la fraternidad”.

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